Las nuevas tecnologías como apoyo a la labor policial, no como eje de la investigación

Thu, 10/11/2022

Es una de las principales conclusiones, o, más que eso, recomendaciones, que se formulan en un trabajo de investigación sobre la implementación de las nuevas tecnologías en la labor de la policía, su eficiencia y el papel que deben jugar en el marco de una investigación policial.  

Redacción UDIMA Media

El director del Departamento de Criminología de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, el doctor Abel González, ha expuesto las consideraciones que al respecto comparte con el doctor Luis Ángel Galindo, Founder and Head Executive at Innovation 2.0 en Telefónica, en la 11ª Conferencia Internacional ‘Multimedia, Communications, Services and Security’ organizada por la AGH University of Science and Technology de Cracovia (Polonia).

Se trata de un trabajo sobre la tecnificación de los cuerpos policiales (‘Technology and policing’), donde ambos investigadores abordan cuestiones relativas a la necesidad de conocer el desarrollo tecnológico en la función policial, los modelos policiales y sus necesidades tecnológicas o qué tipo de tecnologías emergentes pueden ser necesarias para los cuerpos policiales de la Unión Europea.

Partiendo de la base de que la tecnología es un método que favorece una mayor interacción social con los ciudadanos, a su vez esto plantea el debate sobre el poder de la policía en la sociedad actual. Un debate que surge de la relevante cantidad de datos que las fuerzas policiales pueden recoger gracias a dichas tecnologías.

Por esta razón, los investigadores apuntan en una primera dirección advirtiendo que las fuerzas policiales deben ser muy claras sobre ciertos temas, tales como: el modelo policial que quieren implementar (por ejemplo: policía comunitaria, vigilancia policial orientada a la resolución de problemas, puntos críticos orientados a la vigilancia, etcétera), un análisis exhaustivo de sus recursos y, sobre todo, si la tecnología puede ayudar en el desarrollo de este modelo o, por el contrario, resultar contraproducente.

González y Galindo ponen como ejemplo un caso en el que, para obtener más información sobre las necesidades de la comunidad, la Policía se guía únicamente por las manifestaciones en las redes sociales, en cuyo caso, avisan, sólo se centrarán en las necesidades mostradas por las personas más activas en este ámbito, distanciándose así de otras necesidades de las personas que no utilizan las redes sociales.

En resumen, subrayan los investigadores, las nuevas tecnologías han de ser un apoyo adicional para cumplir con los objetivos propuestos en el modelo deseado, pero “no ser el fin en sí mismo”.

Junto a eso, González y Galindo ponen de relieve que uno de los problemas sobre el que cabría reflexionar es la adquisición de tecnología en aras de la novedad. Idealmente, apuntan, se debe utilizar una perspectiva racional para, en primer lugar, identificar necesidades, y, en segundo lugar, implementar una estrategia basada en esas necesidades.

De igual modo, se debería responder la pregunta de qué tipo de tecnología ayudará al proceso que un cuerpo policial dado se propone desarrollar. “Sería un error seguir un modelo en el que se pensara solo en dar una imagen de innovación”, indica Abel González

Con todo, el sentido común surge como baluarte de lo que debiera ser un protocolo eficiente para resolver delitos, que no empieza sino por la necesidad de investigar, más allá de poseer esta o aquella innovadora tecnología. Tampoco debe olvidarse, indican los investigadores, que cualquier implementación de tecnología que no esté basada en la cultura organizativa o las estrategias de la fuerza policial “no tendrá éxito”.

“Y aunque la policía predictiva no es una bola de cristal para el futuro, puede ser un modelo útil para proporcionar un marco por las diferentes herramientas tecnológicas que pueden convertir una actuación policial en más eficaz y, sobre todo, eficiente”, subrayan.

Desde este punto de vista, agregan, el futuro está en la aplicación de algoritmos para la detección y prevención de la ciberdelincuencia, porque, como ponen de manifiesto en su trabajo académico, “existe la tecnología para que esta labor sea exitosa”.