La comunidad y el civismo vencerán al 'coronavirus'

Thu, 19/03/2020

Aislamiento por coronavirus

Miedo, tristeza e ira son algunas de las emociones psicológicas a las que habrá que hacer frente durante el Estado de Alarma declarado por el Gobierno. A pesar de que se trata de un obligación impuesta a toda la sociedad, el civismo es uno de los valores fundamentales de una sociedad, gracias al cual el aislamiento no será una carga difícil de superar si lo vivimos en comunidad. Según Rodolfo Gordillo, doctor en Psicología en la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, la humanidad ha sabido superar momentos complicados apoyándose en la empatía y la colaboración para que la repercusión psicológica tras la cuarentena sea la menor posible.

Por Rocío González

Desde tu experiencia, ¿cuáles podrían las consecuencias en la salud psicológica y mental de la población tras la cuarentena?

Nos encontramos ante un escenario nuevo que está viviendo la humanidad. La propia historia, incluso reciente de eventos devastadores como los acaecidos por desastres naturales, así como por atentados terroristas, indican que para recuperar nuestro estado de alarma normal, tendrá que pasar un tiempo hasta que nuestra capacidad evaluadora o tranquilidad vuelva a umbrales pre-virus. Supuestamente es un proceso natural, pero habrá gente que necesite ayude psicológica porque se haya quedado bloqueada y necesite de dinámicas terapéuticas para desbloquear y recalibrar sus mecanismos de afrontamiento.

De todas formas, hacer cálculos es complicado porque para una situación de este tipo necesitamos el apoyo gubernamental con medidas sociales y consenso, que son fundamentales para que esas rutinas pre-virus vuelvan a normalizarse lo más posible.

Sobre todo, no nos olvidemos de aquellos profesionales que están haciendo un sobreesfuerzo, ya que van a necesitar medidas específicas para recuperarse. Van a necesitar descansar tanto física como psicológicamente y alguien tendrá que sustituirles y eso es cosa del gobierno, además de facilitarles esos recursos para su recuperación. En cuanto al resto de sociedad tiene que prepararse para algo que no sé si está preparada, apoyar y empatizar, algo que han denostado nuestros partidos políticos, sin excepción, pero si el ser humano ha llegado hasta aquí es porque ha sabido ayudarse en momentos complicados. La comunidad siempre ha vencido, no lo olvidemos.

¿Qué medidas se pueden adoptar para la gestión del miedo?

No sólo el miedo es una de las emociones a gestionar, ya que tanto la tristeza, la ira e, incluso, el asco, tienen la capacidad de activar comportamientos y pensamientos desadaptados. Así, dependiendo de ese desajuste emocional que presente una persona, las medidas variarán. Como medidas básicas generales, comentar que todas las emociones cuando vienen de una situación real hay que aceptarla, sentirla y darle salida. Así, para el miedo nada mejor que encontrar espacios y personas con las que sintamos seguridad. Con la ira hay que apelar a nuestro raciocinio, ya que la ira activa respuestas agresivas y en estos momentos lo que necesitamos es calma y ayudarnos, ya que la fuerza no es la respuesta más eficaz. Además, contamos con la ayuda de la policía y otros cuerpos de seguridad para encargarse de aquellos individuos insolidarios. Para la tristeza, la mejor medida es el contacto, sentir que no estamos solos, el apoyo de nuestro grupo y de aquellas personas solidarias tendrá el efecto de levantarnos el ánimo. Y para el asco, pues ya tenemos medidas claras como los guantes y esas otras de higiene, tanto para nosotros, como para los alimentos que nos aportarán el grado de seguridad que necesitamos.

¿Cuáles son las reacciones más comunes al Estado de Alarma?

La alarma produce en los seres humanos un aumento de la atención ante una amenaza con la que esperamos encontrarnos y es la principal causante de la ansiedad, concretamente, la que se denomina ansiedad pre-encuentro y donde el organismo se prepara, bien para salir corriendo o bien para quedarse congelado, acción que ocurre cuando ese estímulo que ha provocado la alarma lo detectamos visualmente y con el miedo se cierra lo que se denomina circuitos defensivos de supervivencia. Ahora, qué ocurre si no podemos detectar visualmente al estímulo amenazante de la alarma, como puede ser un virus, pues que ese estado alerta reevalúa constantemente cuál es el riesgo, manteniendo con ello, una activación prolongada que puede debilitar a ese organismo. Digamos que obligamos a nuestro organismo a vivir en un estado perpetuo de supervivencia.

Tenemos que tener en cuenta que el estado de alarma tiene un alto coste energético para nuestro organismo, por lo que empieza a dejar a otras funciones corporales al mínimo, entre las que se encuentra el sistema inmune, el cual, le necesitamos en buen estado para que trabaje lo más eficazmente posible en una situación como la que nos encontramos.

La buena noticia es que esa ansiedad pre-encuentro tiene como objetivo principal reducir la probabilidad de encontrarse con esa amenaza. Y para evitar la amenaza que supone el coronavirus, ya tenemos certezas como quedarse en casa, lavarse las manos, el uso de guantes y mascarillas, así como mantener la distancia adecuada unos de otros. Con lo cual, como el mayor enemigo de las amenazas son las certezas, teniendo a nuestra disposición varias totalmente eficaces, el grado de alarma tiene que bajar a una preocupación por el momento tan delicado que no está tocando vivir.

¿Un aislamiento obligado puede convertirse en una carga difícil de superar?

El aislamiento siempre produce alguna anomalía en el estado de ánimo, pero entender la situación y ser conscientes de que todos hubiéramos aplicado esa solución, porque es la más eficaz, nos ayuda seguir los protocolos impuestos. La comprensión es la mejor aliada de la serenidad que es lo que se necesita en esos casos. Eso sí, hay grupos, como los niños, para quienes el aislamiento se complica, ya que pueden no entender las razones, motivo por el cual, los adultos tenemos una función también didáctica y creativa. Y para esos otros grupos con ciertas discapacidades que tienen que salir, pues que lo hagan, siempre acompañados de sus responsables y respetando ese espacio entre personas. Eso se llama civismo y es uno de los valores fundamentales de una sociedad.

¿Podría tener alguna repercusión emocional y psicológica en edades infantiles o adolescentes?

Los niños, por suerte, tienen lo que se conoce como una gran plasticidad cerebral, qué quiere decir esto, pues que son los más hábiles para adaptarse a todo tipo de situaciones. Eso sí, los adultos tendremos que ayudarles, estableciendo rutinas adecuadas y, por supuesto, no añadirles más presión de la necesaria para su etapa y desarrollo evolutivo. De hacerlo bien, son los primeros en recuperarse y podemos contagiarnos de su alegría.

En cuanto a los adolescentes, también disponen de una plasticidad importante, pero ellos, reevaluarán la situación de una manera más cognitiva. Buscarán referentes y cómo aquellos con poder están actuando al respecto. En los últimos tiempos han estado muy concienciados con la gestión política sobre desigualdad, clima y políticas de trabajo, con lo cual, nuestros gobernantes tienen una oportunidad única para ganarse la confianza de quienes son nuestro futuro. Ahora, seguro que medidas políticas sobre sanidad e investigación debe estar a la cabeza de las propuestas políticas, para lo que se van a necesitar jóvenes que ocupen esos nuevos espacios. Tienen que saber que deben implicarse con la sociedad, pero debemos facilitarles tanto el cómo y el por qué.

¿Cuáles son las consecuencias del gran volumen de información?

Esta es una buena pregunta, porque aunque vivimos en la denominada era de la información, más no significa mejor. La información es un arma de doble filo que si no se sabe manejar puede ocasionar más daño que bien. Por tanto, la medida más inteligente es acudir siempre a fuentes de información fidedignas, como en el caso que nos ocupa la de los ministerios pertinentes, ya que son ellos los que nos pueden informar en tiempo real de las medidas que tenemos que seguir. También hay webs que se encargan de informar sobre bulos, que son muy aconsejables, ya que nos ayudarán a poner en perspectiva toda esa información y como hay gente que por diferentes motivos inunda la red de esas fakes news que pueden hacer que nuestra salud psicológica se vea afectada. Por tanto, precaución.

Los episodios de histeria colectiva o comportamientos anómalos como los sucedidos en los supermercados, ¿son episodios de histeria? o, ¿cómo los podríamos destacar?

La histeria es el comportamiento impulsivo que se produce ante situaciones anómalas. Se produce una especie de nerviosismo relacionado con esa situación que lleva a un comportamiento proporcional al grado de nerviosismo o preocupación. Por tanto, si nos dicen que tenemos que pasar 15 días encerrados, esa histeria lleva a una compra compulsiva para abastecer la demanda de esos 15 días. Es normal, lo bueno es que siempre es pasajera y si, por ejemplo, vamos ahora al supermercado, podemos ver que el abastecimiento está garantizado, por lo que ese estado histérico, podemos decir, que ha desaparecido y con más tranquilidad podemos programar la visita a esos supermercados y tiendas de alimentación de acuerdo a como mejor creamos que se ajusta a nuestras necesidades, respetando, siempre, esas medidas higiénicas.