Convivir con el TDA-H en tiempos de confinamiento

Tue, 31/03/2020

niño

La convivencia con niños con Trastorno por Déficit de Atención con y sin Hiperactividad no suele ser tarea sencilla, ya que lo que para algunos niños resulta ser fácilmente interiorizado y ejecutan sin mayor dificultad que una leve queja, como recoger sus juguetes o tener un rato de tranquilidad leyendo, para estos niños resulta complejo y se convierte en todo un mundo de aventuras para quienes normalmente les acompañan: sus familiares y/o tutores. Y en estos momentos de confinamiento ante los que nos encontramos, en los que compartimos más momentos que nunca y además somos responsables de su enseñanza ya no sólo informal, sino también formal, la convivencia diaria con niños con TDA-H puede resultar en ocasiones muy dura.

Por Alba García Barrera, directora del Máster en Psicopedagogía y experta en TIC y atención a la diversidad

El confinamiento ha sumado a la complejidad que supone educar a los niños con TDA-H en casa la obligación de ayudarles a comprender los conocimientos teóricos y realizar las tareas que sus profesores les transmiten a distancia y que, a menudo, no se encuentran adaptados a sus necesidades. Los padres, madres o tutores se han convertido improvisadamente y sin desearlo en maestros de sus hijos, sin ninguna formación pedagógica que les pueda servir de apoyo.

Y si esta labor resulta ardua para quienes tienen hijos que no presentan ninguna dificultad de aprendizaje más allá de las que puedan aparecer puntualmente asociadas a la comprensión de algún contenido determinado, el lector podrá imaginarse el atolladero en el que se encuentran aquellos cuyos hijos presentan alguna dificultad de aprendizaje permanente, como puede ser la derivada del Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad.

Solamente el hecho de lograr que estos niños focalicen su atención en las explicaciones ofrecidas a distancia por sus profesores, comprendan correctamente los enunciados de las tareas propuestas y logren permanecer sentados y concentrados mientras tanto, ya supone todo un reto para cualquiera.

Si a esto le sumamos que los niños hiperactivos necesitan, valga la redundancia, un nivel muy alto de actividad que acompase y reduzca su elevado nivel de energía, el reto puede ser inalcanzable, ya que, dadas las actuales circunstancias de confinamiento, únicamente se les permite salir a pasear, sin la posibilidad siquiera de desfogarse con otros niños utilizando los parques, por lo que la situación puede llegar a ser muy agobiante para ellos y realmente agotadora para quienes están a su lado, combinación que sin duda acabará ofreciendo un marco estresante para ambos.

Por ello, resulta imprescindible planificarse y diseñar una tabla horaria que resulte atractiva para los niños y que nos sirva de utilidad a nosotros para comprobar, de un simple vistazo, qué deberíamos hacer en cada momento. De hecho, se puede situar en la nevera y emplear un imán para ir marcando la actividad que toque realizar en cada momento, lo cual servirá de ayuda para crear las tan necesarias rutinas para los niños con TDA-H y sobrellevar, de la mejor manera posible, cada nuevo día de confinamiento.

Dicha tabla horaria debería fijar los tiempos que cada familia estime oportuno para las actividades que toca realizar cada día en función de la madurez del niño y de sus propias necesidades (algunas se verán en la complejidad de tener que combinarlas con su propio teletrabajo). Pero un ejemplo podría ser el siguiente, teniendo en cuenta lo importante que es para cualquier niño el desarrollo de su autonomía, atención o memoria, pero más aún para aquellos con TDA-H. Levantarse cuando suene el despertador, hacer la cama, lavarse la cara, vestirse, desayunar y lavarse los dientes. Hacer algún puzle o laberinto, jugar a algún juego de emparejamiento o ingenio, a encontrar las diferencias entre dos imágenes, a las cartas, al dominó...

Comenzar con las tareas del colegio (intercalándolas con pequeños tiempos de descanso y dedicándolas no más de 20 ó 30 minutos seguidos). Realizar un poco de ejercicio físico (existen apps y videotutoriales específicos para niños con actividades muy divertidas que ellos pueden seguir fácilmente). Ayudar a preparar la mesa e incluso a hacer la comida (opción para los más aventureros).

Recoger la mesa, ayudar a lavar y/o secar los platos (en su caso, meterlos con cuidado en el lavavajillas), barrer. Lavarse los dientes. Salir un rato a pasear al aire libre. Continuar y terminar las tareas académicas. Elegir una actividad para realizar en familia. Lavarse las manos, ayudar a preparar la mesa, cenar y lavarse los dientes. Ducharse, guardar la ropa, ponerse el pijama. Hacer algún ejercicio de relajación (de nuevo, se puede acudir a videotutoriales o apps que proponen actividades dirigidas y música relejante). Leer un cuento juntos y acostarnos.

Por último, cabe destacar que, en la medida de lo posible, es importante evitar el uso de pantallas a lo largo del día y en especial antes de dormir, ya que supone para ellos una gran fuente de estímulos. De igual forma, es necesario tener en cuenta que, ahora más que nunca, es fundamental que los espacios de juego y estudio se encuentren claramente diferenciados y separados, así como alejados de fuentes de ruido o zonas de paso. Si no es posible, antes de pasar de una actividad a otra deberemos dejar limpio, recogido y ordenado el espacio disponible, de modo que evitemos el mayor número de distracciones posible.

Esperemos que esta situación de confinamiento pueda acabar cuanto antes, de modo que todos, niños y adultos, podamos volver a la normalidad, en cuyo caso será igualmente importante retomar las rutinas que tuviéramos instauradas antes de la imposición del estado de alarma.