Día Mundial de las Habilidades de la Juventud: la formación continua como estrategia

Thu, 15/07/2021

Tribuna de análisis del profesor contratado doctor de Sociología de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, y antropólogo, Mariano Urraco Solanilla, con motivo del Día Mundial de las Habilidades de la Juventud.

Durante mucho tiempo se consideró la juventud como una etapa transicional, como una especie de “paréntesis” que todas las personas debían atravesar en su tránsito hacia la vida adulta, asociada esta a un estado de “plenitud” que dejase atrás las carencias previas (no debemos obviar el significado etimológico del término “adolescencia”, por ejemplo).

Así, joven era el que todavía no era adulto, el que todavía no había llegado a incorporarse plenamente a la sociedad, el que ocupaba una posición liminal, a medio camino entre la formación y el empleo. Hoy, con los recientes y profundos cambios que ha experimentado el mercado de trabajo en nuestras sociedades globalizadas se ha visto necesario modificar el enfoque con el que entendíamos esta “etapa biográfica” en épocas precedentes.

Los requerimientos continuos de nuevas habilidades o la demanda permanente de actualización de la mano de obra hacen preciso alargar el período formativo “a lo largo de la vida” (lifelong learning), difuminando las propias fronteras que otrora acotasen la definición de “lo joven”, prolongando en el tiempo determinados rasgos atribuidos a esta figura social, pero, al mismo tiempo, introduciendo en el conjunto de la sociedad una relativa “juvenilización” (o “rejuvenecimiento”) derivada de la necesidad de no dar por finalizado, en ningún momento, un proceso formativo que tiende a abarcar el conjunto de nuestras biografías, crecientemente marcadas ya no por saberes fijos e inmutables en el tiempo, sino por la polivalencia y la actualización de competencias.

La juventud, como formación individual e integración social, se prolonga en el tiempo. El joven, como sujeto en tránsito, se configura como el nuevo tipo humano de nuestra era, extendiendo al conjunto de la ciudadanía algunos de los rasgos que siempre se han asociado con los jóvenes: aprendizaje, apertura, renovación, iniciativa, potencialidad, anhelo, ilusión… capacidad.