Los "ecos del Big Data" ayudan a prevenir de forma "mucho más eficaz" en salud mental ante confinamientos

Wed, 03/11/2021

¿Pueden inferirse cambios significativos en el comportamiento de una población sabiendo el número de veces que se busca un concepto en Internet? Parece demasiado aventurado correlacionar ambos sucesos. Pero los efectos que ha tenido el confinamiento del año pasado han generado "suficiente información para hacer prevención de forma mucho más eficaz" ante confinamientos. Así lo ha defendido el profesor de la UDIMA, José Ignacio Baile, durante la primera jornada de la XXI Semana de la Ciencia.

Por Alberto Orellana

Durante su exposición, el doctor en Derecho, Sociedad y Psicología ha ilustrado el potencial uso del Big Data, en concreto a través de la herramienta Google Trends, para recabar información interesante sobre cómo nos ha afectado estar completamente encerrados durante casi dos meses. Los cambios de hábitos sociales y laborales por la pandemia son de sobra conocidos, y muchos continúan.

Los que aún se están investigando a pesar de que se perciban como muy reales, son los efectos psicológicos y de salud mental. Por lo que Baile no pretende sentar cátedra, sino "incitar a la reflexión". Analizando las búsqueda de determinados términos durante el año del confinamiento, el profesor del Grado en Psicología de la UDIMA, ha tratado de ilustrar cómo esos cambios pudieron estar reflejados también en nuestra rutina digital.

Algo que debemos "aprovechar para prevenir" en materia de salud mental ante futuros confinamientos. "Comprobamos que realmente sí que hubo un cambio de hábitos en la alimentación" y sus consecuentes cambios de peso, ha defendido el docente en su análisis.

Confinamiento "bizcocho"

La incertidumbre y cambios de la pandemia nos dejó con inseguridad, frustración, tristeza, preocupación... "Todo ello queremos detectarlo a través de las investigaciones, para conocer lo que llega a suponer un confinamiento de este tipo en la vida de las personas", ha comentado el doctor. Para ello han seleccionado conceptos relacionados con los cambios de hábitos alimentarios, así como con sensaciones relacionadas con malestar psicológico.

Entre enero de 2019 y diciembre 2020 palabras como "fiebre", "hacer pan", "dieta" o "bizcocho" comparten un mismo patrón: el confinamiento. Todas estas palabras se buscaron más a partir o justo después de empezar el confinamiento del 16 de marzo. A finales de este mes que ya ninguno podría olvidar se alcanzaron los picos que registra la herramienta de Google. Hecho que se refuerza con una encuesta realizada en la UDIMA.

En ella se preguntó directamente a los estudiantes si habían modificado su ingesta de alimentos, tanto en variedad como en cantidad. El 60% decía que sí: el 43% que comía más, y el 16% comía menos, según ha relatado Baile. Y aunque es cierto que se comía más, y especialmente de alimentos calóricos y de gran satisfacción cerebral (pastelería, snacks, refrescos...) también hay "datos positivos", ha destacado. Más verduras y más variedad de alimentos, para los que hemos empleado más tiempo en su preparación.

Información indirecta

Esto ha ocurrido sobre comportamientos alimenticios y conceptos sobre los efectos de la pandemia ("tos seca"). Pero también al buscar palabras como “ansiedad”, “Valium” (relajante), “llorar” o "depresión". En la mayoría de los casos se producen esos mismos picos de búsqueda coincidiendo con la preocupación por la Covid-19.

No obstante, Baile ha matizado que en el caso de la depresión es más difícil de ver la conexión, pues los síntomas no suelen ser inmediatos. Así, el pico de búsquedas de algunos posibles síntomas ("tristeza", "llorar"), se observan ya hacia finales de 2020. Al otro lado se aprecia la búsqueda de palabras como "alegría" (máximo en primavera 2019; pico opuesto en confinamiento, que inicia un descenso durante el resto del 2020).

También llaman la atención “tila”, “relajarse” o "melatonina", con un evidente aumento en el confinamiento, pero un curioso descenso en ese verano pandémico de 2020 hasta llegar a estar por debajo de las búsquedas del verano de 2019. Aquí Baile conjetura con la posibilidad de que la propia situación del país dio la tranquilidad que antes del verano pandémico "se buscaba de forma externa".

Sea como fuere, el doctor insiste en que la información obtenida no puede relacionar el aumento o descenso de teclear una palabra con consecuencias físicas en la población. "Es información indirecta que debemos saber manejar", ha dicho, porque buscar “bizcocho” no implica hacerlo ni comerlo, por ejemplo. Para aprovechar bien esta herramienta hay que "definir bien el término" que buscar, y sus posibles interpretaciones. Y también atenerse a palabras que, no por estar mal escritas, Google va a dejar de contar.

Lo que sí que ha querido reseñar Baile es que "podemos intuir que la alteración que dejó el confinamiento y los meses posteriores ha podido provocar problemas de obesidad o trastornos de conducta alimentaria (TCA)". Y también que las evidencias en salud mental (ansiedad, estrés, hábitos de sueño) indican que: se puede ayudar a las personas tanto durante como después del confinamiento; y debe actuarse especialmente entorno a los trastornos alimenticios en adolescentes, para evitar la cronicidad de hábitos nocivos.

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