Javier Cabo comparte sus conocimientos sobre insuficiencia cardiaca en la '2022 Edition of the Heart Failure Awareness Days'

Sun, 01/05/2022

Javier Cabo, doctor en Medicina y Cirugía Cardiovascular, director de Ciencias de la Salud de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA y miembro de la European Society of Cardiology y de la International Society for Heart and Lung Transplantation, participa entre el 2 y el 8 de mayo en la 'Jornadas de Concienciación sobre la Insuficiencia Cardiaca' que se celebran a nivel en el marco de la '2022 Edition of the Heart Failure Awareness Days', bajo el lema: "Permanecer juntos dentro de una comunidad HFA más grande".

Redacción UDIMA Media

El doctor Cabo será uno de los afamados especialistas que divulgará a la población acerca de las realidades, importancia, prevalencia e incidencia de la insuficiencia cardíaca a nivel mundial.

Como él mismo afirma a UDIMA Media, “hay que sensibilizar a la población y educar a los pacientes sobre la importancia del reconocimiento precoz de los síntomas de insuficiencia cardíaca, para obtener un diagnóstico preciso precoz y recibir un tratamiento óptimo de manera rápida”.

Explica el doctor Javier Cabo, “la insuficiencia cardíaca, también conocida como insuficiencia cardiaca congestiva, es una patología compleja que involucra a diferentes especialidades médicas, cardiólogos, internistas, médicos de familia, siendo una patología o un conjunto de síntomas por los cuales el corazón no bombea la cantidad de sangre suficiente al resto del organismo para satisfacer sus necesidades vitales".

"La insuficiencia cardiaca", prosigue, " se produce cuando hay un desequilibrio entre la capacidad del corazón para bombear sangre y las necesidades requeridas por el organismo".

Así, se trata de "una enfermedad con una incidencia muy elevada, una enfermedad incapacitante, que requiere de frecuentes periodos de largos ingresos hospitalarios, y de terapias avanzadas caras, por lo que es una patología que consume una gran cantidad de los recursos sanitarios de cualquier país, siendo además una enfermedad con elevada morbimortalidad. Los pacientes con insuficiencia cardiaca presentan una significativa reducción de la actividad tanto a nivel físico como mental, con acortamiento de los AVAC (años de vida ajustados a la calidad)”.

En los países desarrollados, recuerda, alrededor del 2% de los adultos sufren de insuficiencia cardíaca, aumentando en los mayores de 65 años al 6-10 %. La prevalencia de la insuficiencia cardíaca es elevada en los países industrializados debido a la mayor edad de la población, la incidencia de hipertensión arterial y a la mejoría en la supervivencia de la patología isquémica coronaria, especialmente después de un infarto de miocardio.

La tasa total estimada oscila entre 3 y 20 casos por cada mil habitantes. En personas mayores de 65 años, sube entre 30 y 130 casos por cada mil personas de esa edad, siendo la principal causa de hospitalización en personas mayores de 65 años. La tasa de mortalidad de la insuficiencia cardiaca en el primer año del diagnóstico es alta, del 35-45%, y la progresión de la enfermedad se asocia con una tasa de mortalidad general anual del 10%.

Hablando de los costes que representa esta patología en un Sistema Nacional de Salud como el nuestro, el doctor Cabo manifiesta que, debido a los costes de hospitalización, la insuficiencia cardiaca se asocia con un alto gasto en salud. Dichos costes se han estimado en el 2% del presupuesto total del Servicio Nacional de Salud en el Reino Unido, y más de 35. 000 millones de dólares en los Estados Unidos.

En España, según el estudio PATHWAYS-HF, la prevalencia de la insuficiencia cardiaca es del 1,89% de la población de 18 años o más, alcanzando los 770.000 pacientes, y la incidencia es de 2,78 casos por cada 1.000 personas y año.

Según comenta Javier Cabo, de acuerdo con la nueva definición y clasificación de la insuficiencia cardiaca, documento publicado en febrero de 2021 y avalado por la Sociedad Canadiense de insuficiencia cardiaca, la Asociación de insuficiencia cardiaca de la India, la Sociedad Cardiológica de Australia y Nueva Zelanda, la Asociación China de insuficiencia cardiaca, la Sociedad Americana de Insuficiencia Cardíaca (HFSA), la Asociación de Insuficiencia Cardíaca de la Sociedad Europea de Cardiología (HFA-ESC) y la Sociedad Japonesa de Insuficiencia Cardíaca (JHFS), se define la insuficiencia cardiaca como un “síndrome clínico con síntomas y/o signos causados por una anomalía estructural y/o funcional del corazón, corroborada por niveles elevados de péptidos natriuréticos y/o evidencia objetiva de congestión pulmonar o sistémica, estandarizando el lenguaje y las prácticas alrededor de la insuficiencia cardiaca a nivel universal”.

En dicho documento, apunta el doctor Cabo, los autores proponen que para etiquetar a un paciente con el diagnóstico de insuficiencia cardiaca se requiere, la evidencia objetiva de congestión pulmonar o sistémica de causa cardíaca, mediante el diagnóstico, bien a través de imágenes radiológicas o mediante determinación de una elevación de las presiones de llenado ventricular por ecocardiografía, o a través de mediciones hemodinámicas, en reposo o con provocación mediante el ejercicio, obtenidas con un cateterismo cardíaco derecho, con registro de presiones a través de un catéter en ventrículo derecho y en arteria pulmonar.

Manifiesta, además, que, aunque la clasificación funcional clásica de la insuficiencia cardíaca de la New York Heart Association (NYHA) en cuatro estadios en base a la valoración subjetiva que hace el cardiólogo durante la anamnesis, fundamentado sobre la presencia y gravedad de la disnea (dificultad respiratoria) que documenta la gravedad de los síntomas en un paciente con insuficiencia cardiaca, puede ser útil para evaluar la respuesta al tratamiento aplicado, "dicha clasificación no es útil para predecir con certeza la cantidad de la limitación a la actividad física de cada paciente con insuficiencia cardíaca crónica, es decir, el grado de tolerancia al ejercicio en las evaluaciones formales".

Señala el doct9or Cabo que hay otras formas diferentes más prácticas de clasificar la insuficiencia cardiaca, como son:

a) definiendo el lado del corazón afectado (insuficiencia cardiaca derecha versus insuficiencia cardiaca izquierda)

b) definiendo si la anormalidad es debida a la contracción o a la relajación del corazón: insuficiencia cardiaca sistólica, debida a miocardiopatía dilatada, cardiopatía isquémica o miocardiopatía idiopática; con una incapacidad del ventrículo de contraerse normalmente y expulsar suficiente sangre, lo que origina un agrandamiento y la dilatación de las cavidades ventriculares; versus insuficiencia cardiaca diastólica, por hipertensión de larga evolución, a causa de estenosis valvular, o miocardiopatía hipertrófica primaria: pacientes con incapacidad para relajar el ventrículo y llenarse en forma normal, ocasionando engrosamiento y falta de adaptabilidad de las paredes ventriculares con volúmenes ventriculares pequeños.

c) insuficiencia cardiaca debida a un bajo gasto cardíaco o una elevada resistencia vascular sistémica (insuficiencia cardiaca con gasto elevado versus insuficiencia cardiaca con gasto bajo)

d) insuficiencia cardiaca a causa del deterioro funcional conferido por el trastorno, cursando con flujo retrógrado o anterógrado a nivel de las válvulas cardíacas; o la insuficiencia cardiaca causada por retención de sodio y agua.

Hablando de las causas, Javier Cabo expresa que existe una relación directa e importante entre el sistema renina-angiotensina y la insuficiencia cardiaca provocando vasoconstricción, retención de sodio y agua e hipertrofia ventricular, lo que dificulta aún más que el corazón bombee sangre en los volúmenes adecuados para satisfacer las necesidades metabólicas del cuerpo.

Las causas de la insuficiencia cardiaca, según Javier Cabo son múltiples: desde la insuficiencia cardiaca causada por enfermedades directas del corazón como pueden ser la patología isquémica coronaria, las valvulopatías, las arritmias, las enfermedad del músculo cardíaco (miocardiopatías), desde la Miocardiopatía hipertensiva (producida por la hipertensión no controlada); la Miocardiopatía diabética (causada por la diabetes); la Miocardiopatía hipertrófica; la Miocardiopatía alcohólica; la Miocardiopatía dilatada idopática ; la miocardiopatia restrictiva y las Miocarditis (inflamación del músculo cardiaco); y la insuficiencia cardiaca causada por un aumento de la demanda (en presencia de anemia, infecciones generalizadas, enfermedades de tiroides, fístulas arteriovenosas o por hipertensión arterial). Patologías que provocan una mayor demanda de sangre circulante, demanda que, en ocasiones, el corazón es incapaz de aportar.

Hablando de los síntomas y signos de la insuficiencia cardiaca, Javier Cabo expone que la insuficiencia cardiaca puede ser una enfermedad que no presente síntomas durante mucho tiempo a lo largo de la vida (fase asintomática). Cuando aparecen, los síntomas predominantes son:

a) Cansancio anormal en presencia de esfuerzos que antes no lo causaban debido a que la sangre no llega adecuadamente a los músculos y se instaura una situación de fatiga muscular.

b) Respiración dificultosa con fatiga, por encharcamiento de líquido en los alvéolos pulmonares.

c) Sensación de ahogo al estar acostado que obliga a levantarse y dormir sentado.

d) Sensación de plenitud del abdomen, con anorexia (falta de apetito).

e) Tos seca persistente motivada por la retención de líquido en los pulmones o por el tratamiento con inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina.

f) Sensaciones de mareo, confusión, y breves pérdidas de conciencia provocado por la reducción del flujo sanguíneo al cerebro.

g) Retención de líquidos por disminución de la diuresis provocada por una reducción de flujo de sangre a los riñones.

h) Edemas en las piernas, y en los tobillos o hinchazón del abdomen por ascitis.

i) Falta de aire (disnea) con el esfuerzo y mala tolerancia al ejercicio por fatiga.

El doctor Cabo recalca que es muy importante concienciar a la población acerca de la importancia de un diagnostico precoz para el pronóstico de la insuficiencia cardiaca, ya que la insuficiencia cardiaca, sin tratamiento, tiene un pronóstico peor que muchas patologías neoplásicas.

Con tratamiento el pronóstico difiere en gran medida dependiendo de la causa que la motiva. Por esta razón, resulta muy importante el prevenir su aparición y realizar un seguimiento correcto con controles frecuentes en los pacientes con insuficiencia cardiaca de manera precoz, ya que existen múltiples y diversos tratamientos alternativos tanto farmacológicos como invasivos dependiendo del estadio de la enfermedad.

Según refiere, existen tratamientos eficaces para retrasar la progresión de la insuficiencia cardiaca, mejorar la calidad de vida, mejorar la capacidad de esfuerzo y prolongar la supervivencia, siendo importante:

a) Tratar la causa que produce la insuficiencia cardiaca (revascularización con angioplastia o bypass si es por falta de riego, dejar de beber si es insuficiencia cardiaca alcohólica, etc.)

b) Controlar el peso, con una dieta baja en sal, controlando la ingesta de líquidos.

c) Tratamiento con diuréticos que mejoran los síntomas congestivos y rebajan la ascitis, los edemas y la congestión pulmonar

d)Tratamiento con fármacos vasodilatadores (como los nitratos o los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA) y los inhibidores de los receptores de la angiotensina (ARA II), medicamentos que reducen la carga con la que debe trabajar el corazón, aumentando su rendimiento y rebajando la tensión arterial. Estos últimos son imprescindibles si la función del corazón está disminuida.

e) Tratamiento con betabloqueantes para disminuir la frecuencia cardiaca y mejorar el pronóstico vital.

f) Tratamiento con digitálicos (digoxina) indicada en pacientes con fibrilación auricular.

g) Tratamiento con inhibidores de la aldosterona, ya que mejoran la supervivencia en los pacientes con función del corazón disminuida y síntomas a pesar del tratamiento con betabloqueantes y IECAS o ARA II

h) En ocasiones puede ser necesario implantar dispositivos como desfibriladores (DAI) o resincronizadores cardiacos (TRC) a los pacientes que, a pesar de tener un tratamiento correcto (pérdida de peso, dieta adecuada, etc.), continúan con síntomas, tienen unas alteraciones en el ECG determinadas y una función del corazón disminuida (<35%). Estos dispositivos en los pacientes con una esperanza de vida adecuada pueden mejorar los síntomas o disminuir la probabilidad de muerte súbita por fibrilación ventricular.

i) Si el paciente no mejora con todos los tratamientos previos, se podría plantear (según la edad y la presencia de otras enfermedades o complicaciones) cirugías mas agresivas como la asistencia ventricular mecánica, el remodelado ventricular e incluso el trasplante cardiaco ortotópico o el corazón artificial.

En conclusión, el profesor de la UDIMA afirma que los pacientes con IC crónica congestiva necesitan un control muy estricto por parte del cardiólogo, ya que la aparición de nuevos síntomas puede indicar la necesidad de cambios en el tratamiento.

Además, el tratamiento concomitante con otros fármacos debe vigilarse muy bien para controlar las posibles interacciones y los efectos secundarios, siendo necesario controlar el riesgo de intoxicación digitalica o la aparición de alteraciones del equilibrio hidroelectrolítico con el uso de diuréticos asociados o no a otros fármacos.