Joan Sala: “La sanidad ha sabido estar a la altura durante la crisis del coronavirus”

Tue, 23/06/2020

Gestión sanitaria durante el coronavirus

“Las primeras horas. Los primeros días. El cambio de paradigma. La incertidumbre sobre lo que venía y el miedo a lo desconocido. Y como de manera implacable, de golpe, todo empezó a funcionar como si hiciera meses que se conviviera con esta situación. Respirar, hablar, comunicarse, reír, abrazar, besar, tocar y compartir son lujos que el virus nos ha arrebatado de forma inesperada y cruel”. Parece el prólogo de un libro de aventura o el principio de una novela histórica.

Por Rocío González

La pandemia del COVID-19 ha puesto a prueba muchos aspectos de nuestra sociedad. Desde la vertiente social, a la económica y, por supuesto, política. Sin embargo, por su visibilidad y trascendencia la sanidad es la materia más expuesta y comentada a corto plazo. De hecho, estamos hablando de salud pública y por tanto de sanidad. Así nos lo asegura Joan Sala, director territorial de Cataluña en HM Hospitales.

Sala Sanjaume se formó como periodista en la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA , lo que le permite evaluar cuál ha sido el comportamiento de este sector, el de la comunicación durante los meses más duros de la pandemia del coronavirus.

Más de tres meses de confinamiento han sido necesarios para que el coronavirus no colapsara el sistema sanitario. Sin embargo, a pesar de todas las adversidades, "la sanidad ha sabido estar a la altura de las circunstancias". Los centros sanitarios supieron reaccionar inmediatamente respondiendo de “una manera ejemplar sobre lo que saben hacer porque es su profesión”. Igualmente, el “buen hacer adquirido después de muchos años de preparación lo aplicaron al límite de sus fuerzas”.

Asistencia médica de grandes dimensiones, desconocida y agresiva

Uno de los mayores retos a los que se ha enfrentado el sector sanitario en estos tres meses de confinamiento ha sido el de prestar la mejor asistencia médica ante una emergencia de grandes dimensiones, desconocida y agresiva, y con muy pocos días de preparación. Sala afirma que “esta meta hubiera sido inalcanzable si no se hubiera partido de un nivel de preparación de base, óptimo de los profesionales”.

En cuanto a las medidas tomadas, en cuanto a nivel hospitalario se refiere, subraya que los centros sanitarios son lo que mejor han resuelto la crisis. La entrega de mando a los líderes sanitarios, especializados en medicina, y la creación de equipos, aportaron soluciones con componentes muy técnicos. Aún habiendo centrado el foco en utilizar la jerarquía, la gestión “no ha sido fácil”, asume Sala.

La sobrecarga informativa ha sido de `mala calidad y sin rigor´

Por contra, la "sobrecarga informativa" muy difícil de digerir durante este tiempo de confinamiento mediante científicos, tertulianos, políticos, medios de comunicación, periodistas, personal sanitario, famosos y teóricos expertos ha sido, según Sala, “de mala calidad y en la mayoría de ocasiones sin ningún tipo de rigor”. Situación que unida a la incertidumbre y al miedo vivido desde el confinamiento ha derivado en desinformación y ansiedad. “Lo peor, las informaciones contradictorias que causan incredulidad y mucha desconfianza”, asegura en UDIMA Media el director sanitario.

En cuanto a la gestión comunicativa, el director de HM Hospitales señala que “ha habido voluntad, pero, sin datos claros no se puede comunicar bien y el baile de números y opiniones no ha ayudado”. No obstante, la comunicación de la pandemia ha sido tan masiva que no queda exenta tanto de fallos como de aciertos pues, sin dudarlo, “una información veraz, aunque tardía, es más deseable que una falacia temprana”.

Desgraciadamente, Sala señala que “los valores éticos actuales no son los indicados” y que “la improvisación y la sobrevalorada inmediatez son malas consejeras para la comunicación. Si a esto le añadimos que hemos vivido tiempos convulsos, el resultado es desalentador".

El dilema está sobre la mesa. Decidir entre si es oportuno mostrar la crueldad y la realidad de lo que ha pasado en las plantas y en las UCIS de los hospitales públicos y privados (ambos de altísimo nivel, a pesar de que muchos se empeñan en buscarle las diferencias) de nuestro país para transmitir y concienciar a la opinión pública que nos hemos enfrentado a una terrible y cruel pandemia, y por tanto concienciar sobre la necesidad de respetar las normas y ser solidarios, o, por el contrario, intentar dicho objetivo ayudándose de argumentaciones y razonamientos que huyan de penetrar en lo más profundo de nuestras emociones.

También, en otros casos, la infravaloración de lo que ha estado ocurriendo explica las actitudes insolidarias e incompresibles que han generado conflictos y enfrentamientos.

Buena voluntad y honestidad como `distinguidores de la buena comunicación´

La buena comunicación es la que emana de las buenas personas. Dar información real y entendible es lo necesario para que la población sepa situarse en el punto idóneo de lo que está pasando. “La buena voluntad y la honestidad son dos valores que distinguen una buena comunicación de otra no tan buena”, asevera el director.

En estas semanas de pandemia, la brillantez de la información pasa a un segundo plano, pues los valores que se han interpuesto en estos meses críticos son “humildad y empatía”. Todos ante un mismo problema.Desgraciadamente, Sala lamenta que “pasada la tormenta han empezado a surgir las miserias, la soberbia y la malicia. Una lástima”.

Los portavoces son las personas autorizadas para hablar en nombre de un colectivo que aunque no tengan cualidades innatas para ello, con una buena formación se puede llegar a ser un buen líder en esta área y comunicar de una manera eficaz. La estrategia comunicativa en cuanto a portavoces se refiere no ha sido la mejor, pues “ha habido demasiados emisores desinformados que han opinado sobre temas muy sensibles y de gran dificultad técnica. Políticos hablando de ciencia y científicos hablando de política”.

Según explica Sala, “hay alentadoras excepciones. El doctor Juan Abarca, presidente del HM Hospitales, ha comunicado cada día en las redes sociales desde el 11 de marzo, durante toda la crisis, un parte diario en el que se reflejaban datos de todos los hospitales que conforman este grupo hospitalario; número de pacientes ingresados, en UCI, situación en los servicios de urgencia, etc. Describiendo cómo se iban cerrando servicios para abrir espacios COVID, las dificultades, los picos de actividad, las emociones, las anécdotas. Y después el proceso inverso hacia la normalidad. Comunicación desde la experiencia y la credibilidad de su trayectoria profesional, que ha sido seguida por un gran número de ciudadanos deseosos de información veraz”.

Una colaboración sanitaria público-privada ejemplar e importante

La colaboración sanitaria público-privada ha sido ejemplar y verdaderamente importante aportando lecciones de cómo los recursos, vengan de donde vengan, son útiles y necesarios para solucionar los problemas a los pacientes. Como señala Sala, “recursos que suman para salvar vidas”.

Los principales perjudicados de esta crisis han sido los enfermos, los fallecidos y sus familias. Sin embargo, todos hemos sido potenciales enfermos. Aunque se disponen de planes de contingencia donde se definen escenarios, acciones o mensajes para adaptarlos a situaciones de crisis, “cada situación es distinta”. No es lo mismo un incidente con múltiples víctimas, que un atentado terrorista o una intoxicación por gases. Las medidas de protección, los protocolos sanitarios, y las necesidades y equipos para solventarlas son muy diferentes.

Las consecuencias sobre la salud, el confinamiento, las repercusiones económicas y sociales han afectado en mayor o menor medida al conjunto de la sociedad. Las consecuencias económicas tendrán mucho impacto. Quizás, "la transformación más impactante de la sanidad ha sido la ruptura de barreras de las especialidades médicas", subraya.

Adaptabilidad de los espacios a nuevos usos en momentos concretos

En general, el ámbito de actuación de cada una de las especialidades está perfectamente estructurado y con pocos solapamientos. El COVID-19 ha supuesto el resurgir de la esencia de los profesionales sanitarios en su aspecto más puro, el de ofrecer curas y diagnosticar y tratar a los pacientes.

Sala indica que “ha sido emocionante ver a pediatras tratando a adultos o a traumatólogos dando soporte a pacientes hospitalizados, o cirujanos haciendo de intensivistas o enfermeras de asistencia primaria enrolándose en los turnos de enfermería de cuidados intensivos".

Estos cambios no se han ni deben perpetuarse de manera tan contundente, pero sí forman parte del concepto de adaptabilidad. La adaptabilidad de los espacios a nuevos usos en un momento concreto (como por ejemplo la reconversión de quirófanos y salas de formación en UCI) o la adaptabilidad de los circuitos para que en una situación determinada se puedan cambiar de manera prevista y no improvisada o incluso la adaptabilidad de funciones por el personal no asistencial –administrativos realizando soporte logístico o recepcionistas haciendo de enlaces entre servicios-. "El papel del personal de limpieza ha sido crucial y ejemplar", agrega Sala.

La sanidad no puede estar sujeta a vaivenes y a decisiones a corto plazo. Tampoco debería ser moneda de cambio de trifulcas entre mandatarios. "Es preciso un consenso".

Otro aspecto ya apuntado anteriormente y este sí sería deseable que se consolidara, es el de la gestión por capacidades. "Las jerarquías son necesarias, pero si el talento es siempre deseable, en las crisis adquiere un papel determinante", indica Sala. Decisiones basadas en la jerarquía como único argumento llevan indefectiblemente al fracaso.

Si conseguimos no olvidar, y respetar (sin miedo) lo ocurrido habremos logrado encontrar un aspecto positivo de esta crisis; valorar y estimar la vida en su aspecto más elemental y maravilloso. El valor de las pequeñas cosas.