Luis Cueto: "No estoy seguro de que el funcionariado de hoy pueda resistir las presiones políticas"

Fri, 21/04/2023

A poco más de un mes del 28-M, Luis Cueto (1961) deja unas cuantas proclamas tras su paso por el último 'Territorio Líder' con el periodista Graciano Palomo. Este madrileño, hijo de abogado y licenciado en Derecho, afronta los comicios municipales tras haber formado parte del equipo de Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid (2015-2019). Ahora lo hace dentro de la agrupación electoral 'Recupera Madrid', mientras firma su visión de la universidad, el papel del funcionario público, o las señas y retos de la capital, como la vivienda o la movilidad.

Por Alberto Orellana

Su elección por el Derecho llegaría, como a tantos otros, a raíz de su padre, de quien habla como "el típico adolescente empollón" y "el niño modelo" de la época. Pero quien, sin embargo, no logró ser uno de los notarios jóvenes de España, como auguraban. Recuerda cómo el presentarse en más de una ocasión a la oposición y fracasar, le otorgó una "cura de humildad" a aquel "matriculín". Lo que le hizo "tremendamente humano" y no le impidió ejercer la abogacía de una forma un tanto "quijotesca" mientras sacaba adelante a sus ocho hijos.

De aquellos primeros años en la facultad de la UAM, Cueto se queda con esa sensación de llegar a un "territorio de libertad" en el que eres "dueño de tu tiempo" y tus relaciones. Fue al albur de una ley de reforma universitaria cuando reaccionó por primera vez quizás a los "consignazos" de las pancartas (en contra de dicha norma), y evitó el "seguidismo". "Un compañero de tercero me dejó planchado; me dijo ‘pero, ¿tú te la has leído la ley?'. Y dije ‘pues no’.

A favor del currículum "mezclado" que proponía Ortega y Gasset (con asignaturas variadas y algunas de libre elección), este exdirector de recursos humanos en el Instituto Cervantes defiende una formación doble: para el ejercicio de la profesión y para la de la persona. Un mix "más aburrido, pero mucho más interesante". Sea por venir de un colegio de La Salle o por su influencia paterna, lo cierto es que este funcionario del Cuerpo de Administradores Civiles del Estado tiene clara cuál es la función de tal cargo.

"Son los grandes gerentes de la Administración Pública", define. Y aunque en su opinión la ley española incurre en un "despilfarro" cuando hay tan pocos cuerpos con puestos adscritos (puedes aprobar y acabar haciendo otra cosa "totalmente distinta", arguye), sí defiende la figura del "funcionario del estado y no del gobierno". Es decir, que más allá de las tareas x que tenga que hacer, el funcionario ha de servir con honestidad a cualquiera de los gobiernos electos; "pero nunca es parte".

Para él cofundador de la Asociación Crítica del Derecho de Madrid y de la Federación de Juristas Progresistas de España, le parece fundamental que el funcionario otorgue "estabilidad" al sistema, trascendiendo las presiones coyunturales de cada gobierno. Algo que no está "muy seguro" de "hasta qué punto el funcionariado hoy podría resistir".

Madrileño: "chuleta, sarcástico"... y sin vivienda

Para Cueto el alcalde de una ciudad como Madrid, puesto al que aspira, debe centrarse en ser más político que gestor, pero "sólo en lo municipal", como aprendió de Carmena. Quedarse en la parte de sus "competencias". Y es que sólo hay dos tipos de alcalde: "funcionarios y visionarios". Él prefiere los segundos, pues "aportan espíritu, chispa, lideran y tienen visión de la ciudad". Los primeros no la tienen y por tanto son "prescindibles".

Puede que con esa idea de que, si no aportas, mejor quedarte fuera, haya escogido apuntar al Ayuntamiento con una agrupación electoral. Más habitual de los pueblos pequeños, este sistema permite que vecinos y profesionales se unan "sin que les arrastre la lógica del partido". Y está pensada para colocar a los representantes en las instituciones: al día siguiente de la votación "se extingue", matiza Cueto. "No tienes que dar de comer a nadie ni pagar una estructura, porque no la tiene"; no es una formación "parásita".

Sea como fuere, lo cierto es que sí defiende que haya una representación vecinal, con los "600 euros que le pagan a un político por estar allí". Esa mezcla de democracia directa y representativa es una de sus tres necesidades básicas para Madrid. Aunque sabe que los políticos "no quieren que los ciudadanos les fiscalicen", por lo que no le sorprende que hayan usado el sistema para votar en contra.

Las otras dos prioridades de Cueto son la vivienda y la movilidad pública. Critica duramente que la gente joven esté hasta los 30-32 años sin salir de casa de sus padres porque no puede pagar una vivienda. "La deuda vital que tiene este país es para pagar tu casa". Y conseguir llegar a los barrios donde hay viviendas desde hace 10 años, pero no "infraestructuras públicas" es la tercera.

Se trata de ampliar la energía eficiente, eléctrica, sobre todo en la periferia, para que sea igual que el centro y puedan disfrutarla más madrileños. Esos que siempre han sido un "referente" para el mundo hispano y que pasean una ciudad que "nunca se creyó a sí misma". Cueto habla de un escepticismo madrileño de "no ser demasiado creído de uno mismo". "Sarcástico, irónico; muy abierto; con aire un poco chuleta" este madrileño disfruta de la "maravillosa improvisación" que le ofrece esta pequeña gran urbe.

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