Casi la mitad de los universitarios españoles está en "alto riesgo" de padecer 'nomofobia'

Tue, 18/10/2022

Imagen de la presentación del estudio de la Fundación Mapfre y la REUPS.

Lo usan cuatro horas diarias de media, especialmente los que viven con otros estudiantes. Casi un tercio de ellos se ha gastado 500 euros o más en el suyo. Es un complemento inseparable e indivisible de su rutina, especialmente a nivel social y de ocio. La Fundación Mapfre y la Red Española de Universidades Promotoras de Salud (REUPS) ha presentado este martes una radiografía, entre otros, del uso que hacen los universitarios españoles del teléfono móvil. Seis de cada diez dicen usarlo "para sentirse mejor".

Por Alberto Orellana

Es una de las principales conclusiones del estudio Uso del Teléfono Móvil, Estilo de Vida y Bienestar Psicológico en Estudiantes Universitarios. El informe ha encuestado a más de 16.000 alumnos de 18 universidades españolas, entre ellas la de Alicante, Burgos, Granada, Islas Baleares, La Rioja, Zaragoza y Sevilla, que son las que mayor información han aportado. Han examinado su actividad física, su alimentación, el consumo de alcohol y tabaco, así como su estado psicológico por el uso del móvil y de la Covid-19, entre otros.

Hay buenos resultados: siete de cada diez universitarios cree que tiene buena salud, los mismos que presentan un peso saludable. No hay mucha adicción "media" al alcohol (20%), aunque sí detectan que se fuma y se bebe más (un 9% en la bebida) tras la pandemia, sobre todo en residencias. No siguen una dieta precisamente mediterránea (poca fruta, legumbre, pescado y verdura) y duermen más bien mal. Con esto último ya está relacionado el uso del móvil. Veamos.

Miedo a "quedarse tirados"

El estudio intenta dibujar el riesgo del alumnado a sufrir nomofobia (no mobile phobia o miedo a no poder usarlo, quedarse sin batería o a no poder conectarse a internet). Y aunque los autores del estudio dicen que la puntuación de las respuestas obtenidas en este sentido es "inferior a la media del cuestionario", (lo que "podría indicar baja probabilidad" de sufrir esa nomofobia), hay afirmaciones concretas en su uso que sí son bastante frecuentes entre los estudiantes; ejemplos del "uso problemático" del móvil, indica el texto.

Así se intenta esbozar cuánto y para qué usan el teléfono los encuestados, de 23 años de media. Y, sobre todo, descubrir cómo se sienten al usarlo. Con 182 preguntas sobre los hábitos problemáticos y otras variables nomofóbicas (que apuntan más directamente esa dependencia) los alumnos han dibujado cómo son al mirar la pantalla. Por ejemplo, afirman que han utilizado el teléfono para hablar cuando se han "sentido solos" (74%), cuando "deberían estar haciendo otra cosa" (66%), o directamente "para sentirse mejor" (62%).

Además, han expresado sensaciones como "malestar" si no pueden acceder a información en el móvil (61%) o a las apps (55%). Más de la mitad reconocen que si no pueden usar el teléfono les da miedo "quedarse tirados" (57%), y experimentan "inquietud" cuando no pueden mantener el contacto con la familia a través de él. En definitiva, casi la mitad de los encuestados hace un uso problemático del móvil, por lo que, a priori, prácticamente el mismo porcentaje está en "alto riesgo" de ser nomofóbico (49,8%). Pero ¿quién más?

Ellas, más sociales y 'nomofóbicas'

Según los datos que recoge el estudio, las alumnas tienen mayor riesgo de padecer esa angustia ante la imposibilidad de repiquetear en el smartphone (52%) frente a sus compañeros varones (45%). Algo que bien puede deberse a que ellas lo usan más para "comunicación y redes sociales", frente al uso para ocio y juegos que le dan ellos. Así lo ha explicado Antoni Aguilló, presidente de la REUPS y catedrático de Salud Pública de la Universidad de Islas Baleares.

También influye bastante si el estudiante vive con los padres o con otros estudiantes, bien en un piso o en una residencia estudiantil. Convivir con sus coetáneos "influye negativamente" en el uso del teléfono. Un tercio de los que comparten piso se pegan al móvil durante 5 horas o más al día, mientras que un 37% supera esas mismas horas en fin de semana.

El efecto negativo también se manifiesta, entre otros, en su calidad de sueño, otro de los aspectos que analiza el estudio. Según ha detallado Aguilló, menos del 40% cree que descansa lo suficiente. Casi un tercio tiene problemas para conciliar el sueño la mayoría de los días o siempre. Casi un quinto (18,6%) afirma tener insomnio.

Y "ellos mismos reconocen" que usar el móvil antes de ir a dormir les repercute en una "peor calidad" del descanso en un 64% de las veces. También ha influido la pandemia (la encuesta se ha realizado entre junio de 2021 y julio de 2022). Uno de cada tres reconoce tener "peor calidad del sueño" que antes de la Covid (37,3% mujeres y 27,8% hombres).

CC. Sociales y Jurídicas

Entre los causantes y las consecuencias de este uso desproporcionado del smartphone hay un gran abanico de opciones, que la encuesta ha recogido no sólo por género o universidad, sino también por ramas del conocimiento. Si vivir en una residencia aumenta las probabilidades de encontrar un uso excesivo del teléfono, también aumenta si allí se estudia alguna carrera de la rama de Ciencias Sociales y Jurídicas.

Son los que más pasan con el teléfono en la mano: un 35% llega a las cinco horas o más. En punto opuesto de la 'rama' estaría Arquitectura e Ingeniería, con la media diaria más baja. Eso sí, absolutamente en todas las facultades académicas se pasa de las cuatro horas al día. [Consulta aquí el estudio completo].

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Imagen de la presentación del estudio de la Fundación Mapfre y la REUPS.