El precio de la energía, un nuevo lastre sobre el sector turístico

Fri, 18/06/2021

La doctora en Turismo Raquel García Revilla, profesora de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, considera que un repunte amplio de la inflación conducida por cuestiones como el encarecimiento de la energía, puede ser un problema más sumado a los que ya tiene el sector.

Redacción UDIMA Media

Según la experta la crisis económica que estamos viviendo a causa del coronavirus, puede verse desde diferentes perspectivas. Al sector turístico, que tiene una importancia primordial en la economía española, le ha afectado, quizás más que a otros sectores de la economía española. Muchas empresas turísticas han tenido que adaptarse y readaptarse a esta nueva normalidad, que ha reducido sus cifras a mínimos históricos.

La inflación, opina, “es un factor muy decisivo y de difícil medición, en tanto en cuanto en el mundo real de la economía se producen movimientos al mismo tiempo, es decir, simultáneos, tanto de oferta como demanda, lo que puede traer consigo que la balanza se incline hacia un mayor grado de inflación, hacia una deflación o también hacia una desinflación”.

Todo ello, explica, “tiene mucho que ver también con el cierre de los mercados y de las fronteras que es, quizás, uno de los factores que más afecta al turismo, caracterizado tradicionalmente por el movimiento nacional y también internacional de turistas y viajeros”.

Con todo, avisa que “es difícil medir qué va a suceder con la inflación y cómo puede afectar este factor al turismo a futuro. La caída del consumo derivada del reciente confinamiento, que afectó en gran medida a las cifras de PIB turístico unido a la caída también del precio del petróleo, hace que este tema suponga una gran preocupación global. Todo ello, viene unido a la caída de la producción de manera drástica”.

Como todas las cuestiones de carácter económico, la doctora García Revilla señala que estos efectos, “es preciso verlos y analizarlos en fases diferentes”. Así, detalla, “un poco antes del confinamiento, en el marco de los países europeos tuvo lugar una cierta disminución de la inflación, aunque el precio de algunos bienes estuvo marcado por una tendencia al alza”.

La inflación, medida ahora en términos generales, siguió sufriendo un descenso, lo que se manifiesta, sobre todo, en los precios relativos a la energía, que tiene tanto que ver con la industria y que también se encuentra relacionada con el sector servicios, del que forma parte integrante el turismo. “De hecho, los procesos inflacionarios sufrieron una reducción, tanto en el sector servicios como en la manufactura”, indica.

“Además, nos encontramos con una caída muy importante de la demanda de fuentes de energía, que es la consecuencia lógica de la pérdida de actividad de los sectores, como consecuencia del coronavirus”, agrega.

En todo caso, concluye la profesora de la UDIMA, el turismo se configura como “una actividad con gran capacidad de reconversión y adaptación, por lo que cabe considerar que, a futuro, vuelva a recuperar sus cifras de bonanza habituales, con los beneficios que ello traerá para la economía, tanto por la creación de puestos de trabajo, como por la generación de actividad económica”.