El agua como bien para especular, por el profesor Javier Collado

Mar, 09/03/2021

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No todo el mundo conoce que el agua, un bien común y de primera necesidad, se ha convertido en un producto especulable, como quien adquiere una o varias viviendas con el único fin de lograr un mejor precio con el paso del tiempo y su venta en el momento adecuado. Es lo que se conoce como los futuros sobre el agua.

Redacción UDIMA Media

El profesor del Máster Universitario en Asesoría Fiscal de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, Javier Collado, explica a UDIMA Media que un futuro financiero es un instrumento financiero derivado, puesto que su precio en los mercados depende o es función del precio de un activo subyacente. "En el caso del futuro sobre el agua", detalla, "el derecho de uso sobre el agua sería el activo subyacente, y que da derecho a comprar o vender en una fecha futura ese activo subyacente a un precio prefijado".

En el caso del mercado del agua, cuenta, en la mayoría de países desarrollados se considera un bien demanial o de dominio público, pudiéndose otorgar concesiones administrativas para dar derechos de uso sobre esa agua. "Es por eso", indica el profesor de la UDIMA, "que en España, en cada zona del país solamente hay una empresa que provee de agua a los domicilios y no existe una competencia real para que el consumidor pueda elegir". "Un futuro, por lo tanto, tendrá dos usos, la cobertura y la especulación", sentencia.

En este contexto, Javier Collado relata que para una empresa que se dedique a la agricultura, por ejemplo, y que esté ubicada en zonas a las que probablemente les afecte la sequía, "podrían utilizar estos futuros para tener derecho a adquirir a posteriori derechos sobre el uso del agua en caso de falta de la misma a un precio razonable, no viéndose afectada por la posible subida de estos derechos en el mercado".

Esta práctica transaccional de derechos de uso sobre el agua ya se da actualmente entre agricultores para cubrirse de sequías, pero sin que exista un mercado organizado que fije los precios, recuerda. En este sentido, advierte, "la aparición de un mercado financiero que otorgue transparencia y liquidez al activo sería una buena noticia".

Aunque esta perspectiva parece razonable, en sentido contrario, este mercado podría dar lugar a la aparición de los famosos 'tiburones de Wall Street', que comprarán o venderán futuros sobre el agua "con el solo motivo de especular y ganar dinero, sin llegar a adquirir en ningún momento el activo subyacente, es decir, el derecho de uso del agua".

Por ejemplo, explica el profesor Collado, "si se espera que el precio del agua suba, pueden comprar futuros para luego revenderlos a un precio superior o incluso llegar a comprar derechos de uso sobre el agua al precio al que han adquirido el derecho para luego venderla en el mercado a agricultores necesitados por sequías, por ejemplo, pero eso sí, mucho más cara".

De igual modo, si se espera que el precio del agua baje, pueden vender futuros para luego comprarlos a un precio inferior o incluso llegar a comprar derechos de uso del agua al precio de mercado que ha bajado y luego venderla más cara al precio al que han adquirido el derecho.

Es decir, señala Javier Collado, "una de las consecuencias de establecer un mercado organizado sobre futuros del agua va a ser la introducción de volatilidad en el precio de un activo básico para la vida humana con las consiguientes fluctuaciones del precio".

Probablemente, avisa, esto puede hacer que en épocas de crisis profundas "se especule con el agua, como pasa con el oro por ejemplo, y suba su precio desmesuradamente". El problema, aclara, es que el oro no es un bien básico, "y el agua sí que lo es". Ebn su opinión, esto generaría a su vez subidas de precio sobre otros productos básicos que necesitan agua para sus cultivos, sobre todo en tiempos de sequía, como las verduras, los cereales y las frutas. En definitiva, que todos seríamos afectados.

Por otro lado, no todos los efectos son negativos, indica el profesor de la UDIMA, puesto que el agua o su derecho de uso pasa a convertirse en un derecho que cotiza en un mercado secundario organizado, "lo que genera un incentivo a usarla más eficientemente, dado que los derechos excedentarios se podrán vender".

Por otro lado, agrega, los futuros financieros sobre materias primas como el oro, la plata, el petróleo, el cobre, el níquel, el trigo, el azúcar, cotizan en el CME (Chicago Mercantile Exchange) y se utilizan desde hace años para cubrirse, por ejemplo, de las inclemencias meteorológicas en ciertos mercados agrícolas, así como para cubrirse de subidas de precio del petróleo en épocas en que ciertos países reducen su producción.

Hay una pregunta que sobrevuela en torno a esta cuestión: ¿Es posible ver futuros del agua cotizando en Europa? Javier Collado lo tiene claro: "Lo veo difícil, dado que la mayor parte de Europa, quitando los países del arco Mediterráneo como España, no disponen de un clima adecuado para el cultivo agrícola, principal mercado donde se le da uso a los derechos sobre el agua".

"Piénsese", añade, "que en Estados Unidos, sólo California, Texas y otros Estados del Sur tienen climas similares a España y donde la agricultura, principalmente en California es muy importante". "Además", abunda sobre ello, "son los mercados financieros americanos donde existe una mayor experiencia en la organización de un mercado estable de cotización de materias primas, no en vano el Chicago Mercantile Exchange (CME) se fundó en 1898 como 'Chicago Butter and Egg Board', un mercado de productos agrícolas".

Por último, la gran cuestión en relación con este producto, el referido a si es ético especular con un bien de estas características. El profesor de la UDIMA se desdobla y, en primer lugar, reconoce que estos tipos de mercado "pueden generar un uso más eficiente de un recurso natural como es el agua, y, facilitar la compraventa de derechos de uso de agua en épocas de emergencia de mucho calor, reduciendo costes de transacción".

Pero, por otro lado, apunta, "va a ser hartamente complicado que un regulador pueda controlar que un bien público básico cuyo derecho de uso se negocia en un mercado financiero totalmente libre, no sea objeto de especuladores hambrientos de dinero. ¿Quién dice por ejemplo que un magnate Chino solamente apretando el botón de su ordenador y dando una orden a su 'bróker' no pueda arruinar a los agricultores de una determinada área geográfica haciendo subir su precio? Para mí, por lo tanto, en este sentido no sería ético, pese a que como he comentado anteriormente no todo son efectos perniciosos", concluye este especialista de la UDIMA.