Las experiencias traumáticas en la infancia parecen influir en el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria en mujeres

Sáb, 03/11/2018

María Frenzi, durante su exposición

Según refleja un estudio sobre una muestra de víctimas

La exposición temprana a experiencias traumáticas, como abusos sexuales y físicos repetidos a lo largo de la infancia, o el haber sufrido negligencia emocional y/o física, tienen un profundo efecto negativo en la vida de las personas. Ello podría explicar eventuales y posteriores trastornos de conducta alimentaria (TCA) en víctimas mujeres.

Así se desprende de un estudio expuesto por la profesora del Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias de la Salud y de la Educación de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), María Frenzi Rabito Alcón, quien participó en el XI Congreso Internacional de Psicología Clínica celebrado en Granada del 25 al 28 de octubre.

Estudios sobre el tema han sugerido que variables como la disociación juega un papel mediador importante entre la presencia de trauma infantil y un posterior desarrollo de dicho trastorno. El último estudio presentado por la investigadora Frenzi, perseguía explorar la relación entre un trauma infantil y los síntomas disociativos psicomorfos en personas con trastornos de la conducta alimentaria, así como explorar la relación entre subtipo de TCA y tipo de maltrato.

Para ello se reclutaron a 16 pacientes, todas ellas mujeres de varios hospitales y centros de psicología de la Comunidad de Madrid con diagnóstico de TCA, según criterios DSM- 5. Se administraron los cuestionarios DES y CTQ- SF. Los datos se analizaron con el programa SPSS para Windows en su versión 24,0.

Los resultados mostraron que las personas que habían sufrido abuso físico y/o negligencia emocional en la infancia mostraban más sintomatología disociativa que en los casos en los que la experiencia traumática fue abuso emocional, sexual o negligencia física.

En cuanto a los subtipos de TCA, parece que no hay relación en esta muestra entre el subtipo de TCA y los subtipos de trauma infantil. Asimismo, tampoco se encontró una relación significativa entre los subtipos de TCA y sintomatología disociativa, aunque los investigadores admiten que estos datos pueden deberse al tamaño de la muestra.

La conclusión principal es que las experiencias traumáticas en la infancia y los síntomas disociativos psicomorfos parecen ser aspectos relevantes en el desarrollo de un TCA, razón por la que afirman que tener en cuenta estos aspectos para el tratamiento de los TCA puede hacer que este sea más exitoso.

Junto a María Frenzi Rabito-Alcón han participado en esta investigación José Ignacio Baile-Ayensa, Belén Unzeta, Rodrigo Puente-García, Antonella Garrido-Beltrán, María Benítez-Alonso y Javier Correas-Lauffer, así como Johan Vanderlinden, del Centro Psiquiátrico de Leuven en Bélgica, pionero en el tema y supervisor del trabajo. De igual modo, han colaborado el Hospital Santa Cristina, el Hospital Universitario 12 de Octubre y el Hospital del Henares.