Eduardo Bueno: “El conocimiento tecnocientífico pone el papel de la inteligencia humana en el epicentro de nuestro tiempo”

Lun, 10/10/2016

Eduardo Bueno Campos

Catedrático de Economía de la Empresa y director del Programa de Doctorado de la UDIMA

La inteligencia humana está llamada a sobreponerse a la artificial siempre y en cualquier circunstancia, por más que alguna ciencia ficción aventure futuros plantes robóticos a los seres humanos, sus creadores. Esta es la tesis que sostiene Eduardo Bueno Campos, catedrático de Economía de la Empresa y director del Programa de Doctorado de la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA), para quien todo conocimiento tecnocientífico, lejos de lo que pudiera pensarse, “pone el papel de la inteligencia humana en el epicentro de nuestro tiempo social”.

En su intervención en el reciente Acto de Graduación del curso 2015-2016 de la UDIMA, en su condición de padrino de los graduados, Bueno celebra que estos se hayan empapado “del conocimiento tecnocientífico, de las capacidades y competencias necesarias para poder desarrollar con efectividad un específico desempeño social, técnico y profesional en la actual sociedad del conocimiento”.

En este contexto, subraya el “nuevo papel” que presenta el citado conocimiento tecnocientífico, “como base del trabajo intelectual que va a protagonizar las futuras décadas, sustituyendo a los trabajos físicos o manuales que se van realizando, cada vez más, por las máquinas, gracias a la aportación de la Inteligencia Artificial y de la Robótica”. Sustitución, no obstante, advierte Bueno, “que pone el papel de la inteligencia humana en el epicentro de nuestro tiempo social”.

Aquí es donde, a su juicio, adquiere su vital importancia el aprendizaje como nexo entre el desarrollo y el bienestar, siempre desde la premisa ya subrayada de que la inteligencia como motor de todo el proceso solo es una, y únicamente humana. O así debe ser. “Hay que resaltar el papel del aprendizaje a partir de los mecanismos mentales (sofisticados) con que nacemos (lo innato), que nos permiten extraer lo mejor de la información presente en el ambiente que nos rodea (lo adquirido)”, sostiene Bueno, quien regresa en todo momento sobre lo imprescindible que es para que las sociedades evolucionen todo proceso de formación y de educación.

Proceso que, explica, “nos lleva de manera continua a una evolución adaptativa por imitación, por asociación y al aprendizaje. El cual se desarrolla de forma relevante en la universidad con su misión básica de investigación y de docencia, para dotar al universitario del conocimiento tecnocientífico y de las capacidades y competencias que demanda la sociedad actual”.

Una sociedad, enjuicia, “basada en el citado conocimiento (explícito y tácito, individual y colectivo), por lo que éste se inserta en el papel de la cultura y del lenguaje como pilares de la ciencia moderna y que pueden asegurar, como claves del éxito, el buen ejercicio del mencionado ‘trabajo intelectual’ que se desarrollará en el presente y en el futuro” por egresados como los que apadrinó por la UDIMA el pasado 1 de octubre.