El enemigo silencioso: efectos secundarios de la COVID-19

Sáb, 24/10/2020

Sanitaria

La pandemia ha llegado para quedarse. Ni las futuras vacunas evitarán pequeños brotes estacionarios, pues hay que recordar que el virus ya existía antes, pero ahora hay una mutación del virus que lo hace mortal. Si iniciamos con esta premisa debemos entender que de ahora en adelante nos tocara convivir con ella y sus efectos secundarios, uno de los cuales, al que menos se toma en cuenta, podría estar causando graves problemas en la salud de todos nosotros.

Por el doctor Guillermo Andrés Martínez Coral, Máster en Gestión Sanitaria y MBA por el CEF.- y UDIMA

La mayoría de las personas con infecciones graves por coronavirus parecen recuperarse sin experimentar una enfermedad mental, pero un porcentaje considerable sufren algún tipo de problema mental. El delirio puede aparecer en las etapas agudas de la COVID-19, y los médicos deben estar al tanto de los posibles efectos a largo plazo en la salud mental, como depresión, ansiedad, fatiga y Trastorno de estrés Post-traumático a raíz de la pandemia.

Con solo 12 estudios de COVID-19 de calidad baja a moderada (incluyendo siete pre impresiones no revisadas por pares) a los que recurrir, y sin datos posteriores a la recuperación, se necesitará una investigación continua. Los expertos señalan que los hallazgos de brotes anteriores de coronavirus son útiles, pero pueden no predecir perfectamente la prevalencia de complicaciones psiquiátricas de la pandemia actual.

Varios estudios realizados en los últimos meses revelan una predisposición significativa para padecer depresión, fatiga, insomnio y estrés pos-traumático pasada la infección. Debemos darnos cuenta que el confinamiento que sufrimos con la incertidumbre continua en la que vivimos como la perdida de trabajo, el fallecimiento de familiares o personas cercanas todos estos factores desencadenan un efecto gatillo para los desórdenes mentales.

Los propios médicos tienen que soportar extenuantes horas de trabajo, a veces 72 horas de continuo. Eso crea el ambiente perfecto para un Burn-Out o estados de fatiga crónica lo cual agravan el problema sanitario, pero aun hasta estas épocas se sigue manteniendo un tabú el consultar con un psicólogo o psiquiatra.

Existen varias razones por las cuales las infecciones graves por coronavirus pueden tener consecuencias psiquiátricas, incluidos los posibles efectos directos de la infección viral (incluso en el sistema nervioso central), el grado de compromiso fisiológico (p. Ej., bajo nivel de oxígeno en la sangre), la respuesta inmune e intervenciones médicas.

Otras razones se relacionan con el impacto social más amplio, incluido el aislamiento social, el impacto psicológico de una nueva enfermedad grave y potencialmente mortal, las preocupaciones sobre infectar a otros y el estigma.

Muchos de estos padecimientos  son la causa a posterior de problemas más graves de tipo orgánico como el síndrome de intestino irritable,  problemas dermatológicos, hormonales y cardiacos.

Síntomas de Alarma:

  • Sensación de nerviosismo, agitación o tensión
  • Sensación de peligro inminente, pánico o catástrofe
  • Aumento del ritmo cardíaco
  • Respiración acelerada
  • Sudoración
  • Temblores
  • Sensación de debilidad o cansancio
  • Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual
  • Tener problemas para conciliar el sueño
  • Padecer problemas gastrointestinales
  • Tener dificultades para controlar las preocupaciones
  • Tener la necesidad de evitar las situaciones que generan ansiedad
  • Problemas de memoria
  • Pensamiento y habla desorganizados
  • Desorientación
  • Inversión del día y de la noche
  • Dificultad para escribir, dibujar o encontrar las palabras
  • Cambios de personalidad
  • Depresión

Si se presentan 4 o más de los siguientes síntomas, no hay que dudar en hacer un screening correcto para poder detectar a tiempo estos problemas y poder solucionarlos, ya sea por una intervención cognitiva conductual o por psicofármacos.