Enrique López: Ni los jueces deben "intentar cambiar la sociedad", ni el legislador hacer leyes sólo por obtener "un fin jurídico"

Lun, 24/04/2023

Leonés, opositor y fiel defensor del estudio y la independencia del sistema judicial, el juez Enrique López (Cacabelos, 1963) pasaba recientemente por los platós del campus de la UDIMA en Collado Villalba. Un nuevo capítulo del espacio audiovisual 'Territorio Líder' que conduce el periodista Graciano Palomo, y que llevó al actual consejero de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad de Madrid a reflexionar sobre el papel de los jueces. Una labor que parece haberse vuelto peligrosamente difusa y confusa.

Por Alberto Orellana

Doctor en Derecho, ya desde sus inicios en la carrera López notó que la judicatura era algo que le gustaba. Así lo ha demostrado después pasando por el Consejo del Poder Judicial (2001), donde termina como vocal y portavoz, y por el Tribunal Constitucional (2013). Como juez, se siente una pieza esencial del Estado para garantizar la democracia: defensa de la aplicación del Derecho y de las libertades públicas. Y aunque repetiría (es "lo mejor" que ha hecho a nivel profesional), sabe que han cambiado algunas cosas.

En los 80, cuando iniciaba camino en la universidad, España empezaba a ser un país, no sólo abierto, sino que ilustraba una renovada "igualdad de oportunidades" con el creciente número universitarios. Después el sistema ha mutado, con un auge de las universidades privadas, en las que López "siempre ha creído" como ejemplo de colaboración público-privada. "La privada complementa a la pública" y "garantiza todavía mucho más" esa igualdad democrática de oportunidades.

También sabe que, en aquellos años, el español medio "confiaba muchísimo en los políticos" y "muy poco en los jueces". No obstante, López considera que ya entonces el sistema judicial "dio una gran lección" al aplicar el Derecho. Buena prueba fue esa Constitución de 1978, que contrastaba con esa "desconfianza" judicial por efecto de la dictadura. Ahora la situación es diametralmente diferente.

"No confundamos papeles"

Con el paso del tiempo López anota una clara tendencia a "denostar el mundo político" y a valorar mucho más el mundo judicial. "De ahí que ahora no queremos que en los procesos de designación de cargos judiciales intervengan los políticos", apunta. No sólo por garantizar la separación de poderes, sino porque la sociedad ha empezado a cuestionarse la clase política, y tanto esta como la judicatura son papeles "nobles" y "necesarios" para una democracia. Siempre manteniendo ese claro valor de "servicio al ciudadano".

Por eso también reconoce que no puede olvidarse la gran responsabilidad del juez, que debe dictar sus resoluciones con total independencia y "en soledad", únicamente sometido ante la ley. "Los jueces venimos reclamando independencia y respeto del poder político durante muchos años", señala, pero sabe que esa proclama debe responderse también una gran responsabilidad: tomar decisiones basadas en tu independencia y "alto conocimiento de la norma", para que los ciudadanos "puedan confiar en ti".

Pero, ¿qué ocurre cuando se elabora una ley y después su mera aplicación genera efectos indeseados para el legislador? Para López "conviene que no se confundan papeles". El juez no debe ser una herramienta de cambio social, para eso está el político. Es decir, de la misma forma que "es malo que los jueces utilicen sus resoluciones para intentar cambiar la sociedad", también lo es que "el legislador versus ejecutivo crea que hace leyes que están dirigidas exclusivamente a conseguir un fin jurídico", desgrana el doctor.

"Eso es lo que ha ocurrido", resume López. Algunos legisladores esperaban que con una ley "mal hecha" iban a conseguir resultados que luego no se conseguían. López recuerda que la ley tiene que ser interpretada y aplicada "conforme a su literalidad, a su espíritu, pero evidentemente de manera racional". Esto explicaría semejante "sorpresa" política con esta ley, pero a consecuencia, insiste, de que "no han sabido hacer" lo que les tocaba.

España: Justicia barata y eficaz

Por otra parte, el actual consejero de Justicia de la CAM, ha hablado de dos grandes temas: el modelo con el que los jueces pasan por cargos públicos y regresan a la toga (como espera hacer él); y la innegable desconfianza que corre, paralela a la política, por las venas del ciudadano hacia el Poder Judicial. Del primero aduce que ha habido mucha legislación, y plantea alguna propuesta de cambio. Del segundo, asume que hay más desconocimiento y escasa experiencia directa con la Justicia que otra cosa.

Respecto a la 'toga giratoria', López sostiene que ante el "permanente cambio" legislativo de los últimos años (sobre las excedencias y condiciones con que se regresa al puesto jurídico) quizás "no estaría mal" un sistema de "dos años", por ejemplo, en el que aquel juez que desempeñase labores gubernativas dentro del poder judicial lo hiciera "sin toma de decisiones judiciales", hasta que no retorne a su destino. En cualquier caso cree que debe "estudiarse" y que más acuerdos entre jueces y políticos mejorarán esa percepción de la independencia de aquellos.

Y recalca lo de 'percepción', porque para él no hay ninguna duda respecto a la profesionalidad tanto de aquellos jueces que vuelven del ámbito político, como del propio sistema. "España es de los países más baratos para litigar", afirma. Y entiende que la gente critica más el sistema en sí que a los jueces, a los que valoran más. El problema es que, en ese debate sobre la imagen de la Justicia española (donde políticos y periodistas tienen "mucha responsabilidad"), se tiende a hablar de lo que se lee o ve, pero no de lo vivido.

"En España solo una cuarta parte de la población ha tenido, de media, un contacto en su vida con la Justicia", aclara. "Hay tres cuartas partes de la población que no tiene ningún contacto con la justicia. Y es curioso porque en estas encuestas nos determinan que la valoración aumenta cuando al que se le pregunta ha tenido experiencia en la Justicia", declara.

"Esto es una cosa muy extraña porque nosotros tenemos un Poder Judicial en el que el 95% de los jueces le deben su cargo judicial a su esfuerzo, a su edad o a su especialidad. Y solo un 5% ha sido promovidos a un cargo discrecional, lo cual tampoco le resta ninguna independencia", defiende. "Tenemos que empezar entre todos a contar las cosas como son, y si las contamos como son, la sociedad empezará a confiar mucho más en sus jueces".

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