A medida que aumenta la esperanza de vida aumentan las comorbilidades en la población anciana, preveyéndose un aumento de la cronicidad y del desarrollo de heridas complejas (HC). Ya nadie discute las cargas socioeconómicas que implica el cuidado de la HC para los sistemas de salud, enfrentar este desafío exige profesionales especializados en su abordaje.
La formación en heridas, especialmente en enfermería siguen siendo insuficientes aun después del cambio académico al Plan Bolonia. Tobajas-Señor y Cols describieron la situación formativa actual en España y la carga docente dedicada a la formación en heridas crónicas y úlceras por presión (UPP) en el Grado de Enfermería de las universidades españolas. Concluyeron que en la mitad de las universidades del país no existe accesibilidad y dotación de créditos docentes dedicados a heridas crónicas. Y donde están accesibles, a la mayoría sólo se les concede entre 1 y 2 créditos.
En ocasiones el proceso de cicatrización es extremadamente complejo por los que, de las cuatro barreras que dificultan la implementación de las mejores prácticas en el cuidado de heridas señaladas por Falanga, es resaltable el aspecto educativo donde persisten la formación tradicional y el arraigo a prácticas ritualistas, la mala calidad en la investigación y a nivel práctico la falta de habilidades de evaluación crítica. La sobrecarga de información de mala calidad ayuda poco a concretar procedimientos y pautas adecuadas para abordar lesiones complejas. Cuando la cicatrización de la herida no progresa normalmente, puede resultar una herida crónica representando una carga económica a la sociedad y un empeoramiento en la calidad de vida del afectado.
Se precisa desarrollar nuevas estrategias de cuidados de salud, actualizar recursos y competencias. La prescripción enfermera pone de manifiesto la necesidad de desarrollar nuevos planes formativos, promocionar enfermería especializada y de práctica avanzada que garanticen la calidad de los cuidados en todos los niveles asistenciales.
Existen numerosas terapias individuales o combinadas para tratar las lesiones complejas, mal llamadas crónicas, pero la bibliografía suele centrarse más en el tratamiento que en el propio individuo afectado y no contamos con claras evidencias en su abordaje, puede que un cambio de paradigma centrado en las morbilidades del paciente y en como afecta al proceso de cicatrización puede que sea más eficaz a la hora de encontrar soluciones individuales a cada uno de los problemas que impidan la cicatrización. Es importante que todos los profesionales implicados estén capacitados en el manejo de HC y que se actualicen en los recursos necesarios.
Nuestro objetivo es volver a lo básico, identificar aquellas intervenciones favorables para mejorar el microambiente de la heridas complejas, identificar los factores fisiopatológicos que dificultan la cicatrización y del mismo modo identificar a nivel social y ambiental los parámetros que sean modificables y que ayuden de forma favorable al propio proceso de cicatrización.
Los parámetros actuales de evaluación del lecho de la herida son insuficientes para describir la complejidad evolutiva de la lesión. Por ello, es necesario un nuevo modelo donde parámetros más medibles y exactos como son, por ejemplo, el nivel de acidez, la termografía o planimetría digital, se conviertan en los nuevos estándares de valoración en lesiones complejas.
No existe una evidencia convincente para abordar las heridas que se cronifican, la diversidad etiológica de las lesiones, las comorbilidades que acompañan al paciente.
Las opiniones divergentes entre los profesionales involucrados en el cuidado de las heridas contribuyen a una variación indeseable en la atención. Únicamente cuando todas las partes interesadas (pacientes, médicos, enfermeras de atención de heridas, pero también fabricantes y compradores) implementen esta evidencia disponible, se garantizará la calidad óptima de la atención para los pacientes con heridas.
Las úlceras crónicas en las piernas afectan al 0,6-3% de los mayores de 60 años, aumentando a más del 5% de los mayores de 80 años. Con frecuencia la escasez de formación de los profesionales en el conocimiento de la enfermedad vascular y el tratamiento inadecuado de las heridas traumáticas agudas fue la causa más común de la cronificación.
Países como Estados Unidos y Canadá son pioneros en potenciar la figura de profesionales de enfermería especializados en diferentes áreas de atención sanitaria. En el cuidado de los pacientes con heridas, la figura de enfermeros de práctica avanzada se esta consolidando como respuesta válida a las demandas sociales de la población. Esta acción formativa tiene como objetivo atender a la demanda de formación en el sector de las heridas y adaptarlo a los nuevos roles de la enfermería avanzada.
Entre las estrategias formativas que debería adquirir el profesional especializado del paciente con heridas, se sugiere que el profesional sea capaz elaborar un plan de cuidados integral y sea además, conocedor de técnicas más avanzadas como son la compresión terapéutica o los tratamientos más avanzados, incluida la farmacología.
Este año además, se han introducido ampliaciones y mejoras en el temario, consiguiendo este la categoría de Especialista Universitario. Contaremos además, con talleres prácticos presenciales en Madrid para afianzar los contenidos impartidos en varias asignaturas.