¿Por qué no le damos al botón de imprimir billetes?

Mié, 15/04/2020

euros

En momentos de crisis económica como la que se avecina en nuestro entorno, consecuencia de la crisis sanitaria del Covid-19, muchas voces abren el debate de la impresión del dinero. En las calles la solución se presenta sencilla, los Gobiernos deben “sacar sus impresoras a funcionar” e imprimir billetes.

Por la profesora Patricia Madrigal Barrón, doctora en Economía

Nos viene a la cabeza un helicóptero lanzando billetes, recordando al Premio Nobel Milton Friedman, quien en su libro Paradojas del dinero, utilizó esta metáfora para explicar los efectos de políticas monetarias expansivas.

La impresión y el lanzamiento aumentan las bolsillos de la población, quienes saldrán a comprar al verse más ricos y con más posibilidades de hacerse con productos a los que antes no tenían acceso. Más dinero y más consumo, sin que el helicóptero haya lanzado más productos. Se ha incrementado la demanda sin variación de la oferta, lo que incidirá en un comportamiento alcista de los precios.

Más personas deseosas de comprar los mismos productos, teniendo dinero para ello, llevará a estar dispuesto a pagar más. Quiero ser yo el comprador, porque sino lo será otro, y no me importa pagar un precio superior. En un sencillo ejemplo, supongamos que somos dos individuos con dos euros cada uno en un país en el que solo hay dos manzanas. El precio será lo que cada uno este dispuesto a pagar. Como necesito comer, mínimo tengo que esforzarme para quedarme con una manzana, por lo que daré mis dos euros, para que mi vecino no se quede con mi manzana. Así los dos pagaremos dos euros y cada uno tendremos una manzana.

Ahora viene el helicóptero lanzando dinero y nos encontramos que cada uno tenemos cuatro euros. El número de manzanas es el mismo y yo necesito mínimo una, por lo que daré hasta mis cuatro euros para no quedarme con las manos vacías y sea mi vecino el que se lleve las dos. Las manzanas que antes compraba a dos ahora las estoy comprando a cuatro. Yo que me pensaba más rico, quizás no lo estoy siendo, ¿por qué la riqueza qué es, las monedas o lo que compro con ellas? Cuando tenía dos euros comía una manzana, ahora con cuatro, como lo mismo.

El incremento de los precios evapora la ilusión de verse más rico, ahora se necesita más para comprar lo mismo, disminuye el poder adquisitivo, las familias se empobrecen y su consumo desciende. Al venderse poco, se producirá menor cantidad, necesitando un número inferior de trabajadores, por lo que aumentará el paro y las familias aun serán más pobres.

Además, en un mundo globalizado como el actual, parte de nuestro consumo proviene de la importación, productos que compramos en moneda extranjera. La impresión de billetes aumenta la cantidad en circulación de nuestra moneda respecto a la extranjera, haciendo que disminuya en valor, por lo que para obtener una unidad de moneda extranjera ahora tendré que dar más de la nacional.

Como sucedía en el ejemplo, han subido los precios, pero el producto que compro no son manzanas sino moneda extranjera. Al tener que dar más moneda nacional para adquirir la misma cantidad de moneda extranjera, los productos que importo, que no han cambiado de precio, implican un mayor desembolso, en definitiva, para mí, son más caros, viendo de nuevo mi ilusión de riqueza evaporarse.

El sueño del helicóptero parece no ser tan idílico. Y es que es verdad que cuando se produce un aumento de la oferta monetaria, es decir, se incrementa la cantidad de dinero en circulación, los tipos de interés bajan. El exceso de oferta ante una misma demanda hace disminuir, como sucede en cualquier otro mercado, el precio, en este caso, el interés.

Este descenso del precio del dinero fomenta la inversión, lo que incrementa la demanda del país y promueve una reactivación económica. Pero para ello todo lo demás tiene que permanecer igual, y esto que los economistas llamamos ceteris paribus (todo lo demás constante), se cumple en los modelos de estudio, pero la realidad tiene más vértices, y un desplazamiento de la oferta monetaria influirá en otras variables y otros mercados.

En el de bienes y servicios se incrementará la demanda, que ante una misma oferta, aumentará los precios. La mayor necesidad de billetes y monedas para los pagos en el mercado implicará una subida de la demanda de dinero que forzará al alza los tipos de interés. El escenario nos presenta una disminución inicial del tipo de interés y un incremento final. De la fuerza de los efectos dependerá la situación a la que nos enfrentemos, que podría ser de unos tipos de interés mayores a los que teníamos antes de la emisión de dinero.

Asimismo, el descenso de los tipos de interés ante el aumento de la oferta monetaria puede hacer más atractivos los mercados de inversión internacionales. El consecuente incremento de la demanda de divisas subirá el tipo de cambio y encarecerá las importaciones. Si nuestra dependencia internacional es mínima, podemos no tener problemas, pero supongamos que es en el sector energético, por ejemplo, de petróleo, el incremento del precio ante una pérdida de valor de la moneda nacional repercutirá en todas las esferas económicas.

Sin olvidar, que hay países que se encuentran en situación de trampa de liquidez, con intereses tan bajos que las políticas monetarias expansivas no tienen efecto de reactivación. Las expectativas de los individuos son de un incremento de tipos de interés en el futuro, dado que no pueden diminuir más, decidiendo mantener la riqueza en monedas y billetes, para invertir con posterioridad cuando las opciones sean más atractivas.

Y si hablamos concretamente de nuestro país, el gobierno español no puede poner a funcionar “las impresoras de billetes”, al ser el Banco Central Europeo el competente en política monetaria, por nuestra pertenencia a la Unión Económica y Monetaria de la Unión Europea. El Banco Central Europeo sí tiene las impresoras y perfectamente puede hacer más billetes, porque no son más que papeles con imágenes y números. Las monedas y billetes no son riqueza, sino un medio de intercambio, que solo tiene valor en base a la confianza de ser aceptado.

En el mercado antiguo de la economía de trueque, las manzanas se cambiaban por patatas. En la actualidad, para facilitar el comercio, cambiamos manzanas por unas papeles, que aceptamos porque sabemos que nos servirán para adquirir patatas, y así sucesivamente. Es la confianza la que hace que el dinero sea riqueza, pensemos porque no aceptamos las falsificaciones de billetes y monedas. No tenemos confianza en que nos den patatas con su uso, si supiéramos que nos iban a dar productos, guardaríamos las falsificaciones. Muchas monedas y billetes en circulación nos pueden llevar a pensar lo mismo que cuando vemos una falsificación, perdiendo la confianza en el sistema que hay detrás del dinero fiduciario.

Citando a Calderón de la Barca, cuando imaginemos helicópteros salvadores lanzando billetes, pensemos en que “la vida es sueño, y los sueños, sueños son”. Las soluciones parecen sencillas, pero la realidad es compleja. Las actuaciones siempre tienen consecuencias, por lo que antes de ponernos en marcha analicemos quiénes somos, dónde estamos, dónde queremos llegar y a qué precio. La economía es un castillo de naipes, el lanzamiento de una carta afecta a las demás y según estén colocadas las cartas se producirán unos efectos u otros.