CEF.- UDIMA lidera el proyecto CRECER: ¿cómo afectan al desarrollo infantil los problemas de salud mental y de consumo de sustancias durante el embarazo?

Arranca el proyecto CRECER de investigación nacional (Conociendo los Riesgos y Evaluando las Consecuencias del Entorno prenatal en el desarrollo infantil y sus Resultados evolutivos), liderado por la profesora Irene Caro y una mayoría de investigadoras de la universidad del Grupo CEF.- UDIMA, que cuenta con el respaldo del Ministerio de Ciencia.

Redacción CEF.- UDIMA

La investigación busca ampliar la información sobre el efecto que causan los problemas de salud mental o el consumo de sustancias durante el embarazo en el desarrollo a largo plazo de los niños (6-9 años) en España. El objetivo es mejorar la salud perinatal e infantojuvenil y minimizar la transmisión intergeneracional de desigualdades.

CRECER forma parte de los Proyectos de Generación del Conocimiento, una convocatoria de financiación muy competitiva que concede el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades para potenciar "los mejores proyectos de investigación desarrollados en España".

Los investigadores principales son la doctora en Psicología y directora del Doctorado en Salud Mental y Prevención de Suicidio en la Era Digital de la universidad del Grupo CEF.- UDIMA, Irene Caro, y el doctor en Psiquiatría, director del departamento homónimo en Centro de Salud Mental de Quintana (adscrito al Hospital Fundación Jiménez Díaz), Rodrigo Carmona Camacho.

Ambos contarán con un equipo investigador integrado mayoritariamente por cuatro investigadoras de la universidad de CEF.- UDIMA que pertenecen al grupo HOPES (GI-23/3) que coordina también la profesora Caro: la decana de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Salud, la doctora Eva Izquierdo, las doctoras en Psicología Garazi Laseca y María Rueda Extremera, así como la profesora Ana Huertes del Arco. En total, cinco de los ocho investigadores del proyecto forman parte del claustro del Grupo CEF.- UDIMA.

La investigación surge de un proyecto previo que estudiaba la salud mental de mujeres embarazadas y que ahora, tras unos años, permite conocer cómo se han desarrollado aquellos niños y niñas. Con el aval del ministerio, el proyecto “tiene la capacidad de influir en las políticas de salud materno-infantil”, defiende la doctora.

"Infradetectados"

Según Caro, los problemas de consumo de sustancias durante el embarazo están "infradetectados", y se estima que los “porcentajes de prevalencia son similares a los de la población general”. Lo mismo ocurre con los problemas de salud mental en la gestación. Este tipo de situaciones "no se exploran adecuadamente en las consultas", recalca, lo que dificulta aún más que las mujeres afectadas puedan acceder a los recursos y servicios que necesitan.

Esto puede afectar al desarrollo de los futuros bebés, generando así un "círculo de perpetuación intergeneracional de desigualdad y exclusión social". Además, prosigue Caro, existe poca literatura científica que estudie el efecto de estos problemas en el desarrollo infantil. Y, la que hay, suele centrarse en los recién nacidos o en menores hasta los dos años de edad.

El proyecto busca cubrir ese vacío de datos a largo plazo sobre el impacto de los problemas mentales y del consumo de sustancias en la gestación, identificando factores de riesgo retrospectivos. El objetivo es aprovechar esos datos para diseñar políticas preventivas integrales que atiendan a embarazadas, madres e hijos, reduciendo así las desigualdades y mejorando la salud materno-infantil.

Alteraciones y "moderadores"

Como saben desde el equipo investigador (muchos se especializan en temáticas de población infantil y adolescente) los problemas ambientales durante el embarazo pueden generar efectos muy diversos en el desarrollo del menor. Están los más graves, que interrumpen la gestación, desembocan en complicaciones neonatales (prematuridad, alteraciones cerebrales) y que, en general, condicionan la vida del bebé tras el nacimiento.

Pero hay otro nivel de alteraciones "más sutiles" que no se perciben en el parto o los primeros meses de vida (problemas de concentración, lenguaje, aprendizaje…) y que, sin embargo, también pueden condicionar o afectar a la adaptación del niño en su infancia, advierte Caro.

Por desgracia, la literatura internacional tiene "escasas referencias" sobre este tipo de alteraciones menos evidentes, consecuencia de problemas ambientales durante el embarazo. De ahí la importancia de cubrir ese vacío y tratar de proporcionar guías de detección precoz y de prevención que ayuden a estas familias.

La otra parte fundamental del estudio radica en relacionar esas alteraciones con los llamados "moderadores" o circunstancias que rodean a la mujer durante el embarazo y la crianza.

Dichos moderadores pueden atenuar o acentuar el efecto del resto de variables en el desarrollo del menor, revela Caro: "Cuestiones como el nivel socioeconómico, el acceso a recursos sanitarios y sociales, la red social con la que cuenta la mujer, el apoyo recibido durante el periodo de embarazo, posparto y la crianza pueden contribuir a un desarrollo favorable o desfavorable en los y las menores". El equipo entrevistará a las madres para analizar la relación entre estas variables y su efecto en el desarrollo infantil.

Fortalecer el sistema sanitario

"Al identificar señales de riesgo clave y elaborar posibles perfiles, mejoramos la capacidad de respuesta del sistema sanitario, fomentando una intervención precoz" que podría prevenir de problemas más graves, alega Caro. Fortalecer el Sistema Nacional de Salud y diseñar acciones personalizadas para cada menor afectado por estos problemas es otro de sus objetivos. Así podrán atender cada caso con más eficacia y pronosticar a largo plazo qué necesidades puede tener el niño, planificando un apoyo sostenido en el tiempo.

"Esto no sólo reduce la carga de los sistemas de salud", asevera Caro, sino que también "mejora la calidad de vida de estas familias", alineándose con los objetivos de protección de la salud ciudadana a través de la investigación y la innovación. Es decir, las guías clínicas y preventivas que surjan del proyecto permitirán dar respuesta a una necesidad clave: tener protocolos de atención prenatal y de seguimiento de niños de embarazos problemáticos.

Actualmente, el equipo prepara la fase de recogida de datos y entrevistas a través de una aplicación web. Quizás sea la fase más compleja, dice Caro, pues cuentan con la dificultad de animar a participar. Por ello las campañas de sensibilización y explicación del propósito del estudio (así como los seguimientos personalizados) son básicos para minimizar la posible tasa de abandono que manejan.

En el horizonte, la motivación “múltiple” de poder identificar a los menores que puedan beneficiarse de una atención especializada, así como la “satisfacción de alimentar la literatura científica en este campo”.

Su mayor preocupación es abogar por medidas de protección integral para embarazadas, así como aportar soluciones (como esas guías clínicas personalizadas) y conocimiento científico que pueda influir en futuras políticas de salud. “Es un reto y una gran responsabilidad, a la vez que uno de los motores principales del proyecto", asegura.