El Grupo Educativo CEF.- UDIMA refuerza su papel estratégico en la investigación internacional sobre la salud mental infanto-juvenil durante el 11th International Congress of Clinical and Health Psychology in Children and Adolescents, celebrado en Málaga (19 al 22 de noviembre).
En este encuentro de referencia para la psicología clínica infantil y adolescente, parte del claustro del Máster Universitario en Prevención del Suicidio presentó tres estudios clave que contribuyen a una comprensión más profunda del riesgo suicida en adolescentes y abren nuevas vías para su prevención.
Todas las investigaciones se desarrollan en el marco del grupo de investigación HOPES (GI-233. Salud, Psicología y Educación para la Igualdad y Prevención del Suicidio), un espacio consolidado de trabajo científico orientado a generar conocimiento aplicado y transferible a entornos educativos, sanitarios y sociales.
Los estudios cuentan además con la colaboración del equipo del doctor Miguel Ángel Carrasco Ortiz, profesor catedrático de Evaluación Psicológica en la Facultad de Psicología de la UNED, aspecto que refuerza la alianza interuniversitaria.
La participación en este congreso (considerado uno de los foros internacionales más destacados en el ámbito de la salud mental infanto-juvenil) cobra especial relevancia en un contexto marcado por el creciente y sostenido aumento de la ideación suicida entre adolescentes, una preocupación señalada de forma reiterada por la comunidad científica.
La presencia del Grupo Educativo en este escenario no solo reafirma su marcado compromiso con la investigación aplicada y con la búsqueda de soluciones basadas en evidencia, sino que lo consolida como institución de referencia en la generación de conocimiento científico riguroso y de impacto social real.
El encuentro en Málaga también se convirtió en un punto estratégico para estrechar lazos académicos internacionales. Una de las interacciones más destacadas tuvo lugar con el doctor Rory O’Connor, catedrático de la Universidad de Glasgow y una de las voces más influyentes en el estudio del comportamiento suicida a nivel mundial (2ª imagen, derecha).
La relación entre ambas instituciones se ve especialmente reforzada gracias a la estancia de investigación de la profesora Martina Medolla en el Suicidal Behaviour Research Laboratory (SBRL), uno de los laboratorios más prestigiosos del mundo en suicidología.
Esta colaboración abre nuevas oportunidades para el desarrollo de proyectos conjuntos, la transferencia de conocimiento entre equipos de investigación y la creación de metodologías innovadoras que permitan mejorar la detección y prevención del riesgo suicida juvenil. Como destaca la investigadora, “trabajar dentro del SBRL facilita un intercambio continuo de conocimiento y metodologías que, sin duda, enriquecerá futuros proyectos centrados en la prevención del suicidio juvenil”.
Los trabajos presentados representan hitos en la investigación científica reciente. Cada uno aporta piezas esenciales para comprender los factores psicológicos, sociales y tecnológicos que intervienen en el riesgo suicida juvenil. Además, ofrecen una visión amplia y avanzada del riesgo suicida en la adolescencia, abordándolo desde diferentes enfoques complementarios entre sí que permiten comprenderlo mejor.
El primer estudio (presentado por la profesora Ana Huertes y desarrollado en colaboración con las doctoras Eva Izquierdo-Sotorrío y Garazi Laseca) se centra en la integración de dos de los modelos psicológicos más influyentes en la explicación del comportamiento suicida: el Integrated Motivational–Volitional Model y la Interpersonal Theory of Suicide. A partir del análisis de una muestra superior al millar de adolescentes, los investigadores pudieron observar que la combinación de las variables presentes en ambos marcos teóricos incrementa notablemente la capacidad para predecir el riesgo suicida juvenil.
Este trabajo pone de relieve la importancia de la sobrecarga percibida, la sensación de derrota, el atrapamiento emocional y la capacidad adquirida para el suicidio; elementos que permiten identificar con mayor precisión a los jóvenes en situaciones de mayor vulnerabilidad. La investigación subraya, además, la necesidad de fortalecer el sentido de pertenencia y promover intervenciones educativas que fomenten la detección temprana.
“Uno de los principales desafíos actuales es que la comunidad educativa y sanitaria cuente con herramientas basadas en evidencia que permitan detectar de forma temprana a los jóvenes en riesgo. Los datos de este estudio muestran que comprender las variables psicológicas que preceden a la conducta suicida es clave para intervenir antes de que la situación se agrave”, comenta Huertes, docente de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Salud de CEF.- UDIMA.
El segundo estudio (presentado por la profesora Medolla y realizado en colaboración con las profesoras Izquierdo-Sotorrío y Huertes) se orienta hacia el ámbito de las intervenciones digitales como herramienta emergente en la prevención del suicidio adolescente. A través de un metaanálisis exhaustivo, el equipo de investigación examinó la eficacia de programas y recursos digitales creados para reducir la ideación y la conducta suicida. Los resultados muestran un efecto moderado, pero estadísticamente significativo y constante, con independencia del formato tecnológico utilizado.
Estos hallazgos cobran una relevancia especial si se tiene en cuenta el papel central que ocupan los entornos digitales en la vida de los adolescentes, tanto como espacio de interacción social como de expresión emocional. Aunque se identifican diferencias metodológicas entre los estudios revisados, el trabajo confirma el potencial de estas intervenciones y apunta a la necesidad de continuar desarrollándolas mediante investigaciones longitudinales que permitan evaluar su impacto a largo plazo.
El tercer estudio, presentado por el profesor Luis Fernando López-Martínez, se adentra en el análisis del perfil psicológico de la autolesión y la conducta suicida adolescente y en las diferencias que se observan entre chicos y chicas. Basado en una muestra de 377 jóvenes, el estudio muestra una mayor prevalencia de conductas autolesivas en chicas y evidencia un patrón común de vulnerabilidad psicológica, aunque con matices distintos según el sexo.
Factores como la impulsividad, la desesperanza, los síntomas emocionales o el uso problemático de las redes sociales se manifiestan de manera diferente, permitiendo establecer perfiles específicos. Este análisis detallado permite desarrollar modelos estadísticos con una elevada capacidad de clasificación, cercanos al 77%. Los resultados subrayan la importancia de diseñar intervenciones preventivas que tengan en cuenta la perspectiva de género y que incluyan la regulación emocional, el acompañamiento familiar y la promoción de un uso saludable de las tecnologías.
Según López-Martínez, "este estudio pone la mirada en el género y aporta evidencia de que la autolesión adolescente no es una realidad homogénea: se expresa de forma distinta en chicos y chicas, se ancla en vulnerabilidades específicas y nos interpela a diseñar intervenciones que miren de frente esas diferencias para proteger la vida de quienes están en riesgo”.
En conjunto, estos tres estudios ofrecen una visión integral y complementaria sobre los múltiples factores que influyen en el riesgo suicida adolescente. Su aportación es fundamental para avanzar hacia estrategias de prevención más precisas, sensibles y adaptadas a las realidades actuales de la juventud.
La presencia del Grupo Educativo en el XI International Congress of Clinical and Health Psychology in Children and Adolescents (que es continua desde su primera edición) no solo aporta resultados científicos de relevancia, sino que posiciona a la universidad como un actor estratégico en la búsqueda de soluciones basadas en la evidencia ante las conductas autolesivas suicidas y no suicidas en población adolescente, uno de los retos más urgentes de la salud pública contemporánea, explica Eva Izquierdo, decana de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Salud.
