Jacobo Parages: "La enorme necesidad del ser humano es lo espiritual"

Vie, 19/05/2017

Jacobo Parages y Antonio Pastor (Redacción y fotografías: Luis Miguel Belda)

Arropado por el jefe de Estudios del CEF.- Antonio Pastor, presenta en la sede en Madrid del Grupo CEF.- UDIMA ‘Lo que aprendí del dolor’

A Jacobo Parages le diagnosticaron a los 28 años una enfermedad reumatológica crónica incurable: Espondilitis anquilosante, pero lejos de venirse abajo debió pensar que aquello también podría ser una oportunidad, y tanto que la aprovechó desde entonces. "Hoy a los 50 años de edad puedo decir que he encontrado mi misión en la vida, ser profesor y dar conferencias contando mi experiencia".

Esto dijo este viernes en la sede del Grupo académico que conforman el Centro de Estudios Financieros (CEF.-) y la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA) donde presentó la obra ‘Lo que aprendí del dolor’, en la que su autor, Jacobo Parages, narra su experiencia desde aquel día.

La espondilitis anquilosante es una forma de artritis crónica incurable, dolorosa y limitante, que causa la inflamación y el endurecimiento paulatino de la columna vertebral y otras articulaciones y la pérdida progresiva de la movilidad. Tras serle diagnosticada, Parages se vio obligado a gestionar situaciones como dormir sentado durante más de cinco años.

Pero esto no significó un obstáculo para seguir adelante. El dolor y la incapacidad física no consiguieron amargarle la existencia ni consumir su energía vital, ni mucho menos envenenarle la felicidad. Todo lo contrario. Él mismo lo cuenta: la enfermedad produjo en él un cambio positivo, no solo físico, "porque la enorme necesidad del ser humano es lo espiritual, que a mí me ayuda mucho, mi diálogo con Dios".

Fue en este contexto en el que reiteró lo que transmite a las generaciones más jóvenes en toda ocasión en que se dirige a ellas: "Les aconsejo que indaguen las preguntas que les surjan en un momento de sus vidas"; porque a todos nos llega el momento en que debemos afrontar con respuestas propias las 'grandes preguntas' sobre nosotros mismos.

A raíz de sus dolencias, emprendió un viaje por todo el mundo con mochila al hombro, en una suerte de viaje interior, y recuperó su pasión por la natación. Su empuje y constancia lo llevaron a cruzar a nado el estrecho de Gibraltar por primera vez en 2013.

Por si fuera poco, ese mismo año le detectan un tumor maligno que superó y en 2014 cruza a nado  los 40 kilómetros que separan las islas de Mallorca y Menorca, conocido como el Canal de Menorca, lo que consiguió en doce horas, una gesta que hasta entonces solo habían logrado ocho personas en el mundo. En 2015 consigue su segundo cruce del estrecho de Gibraltar en un intento de hacer ida y vuelta. Una labor no solo suya, sino de todo un equipo, decía este viernes, para remachar que "hay un antes y un después al entender lo que es trabajar en equipo".

Todos sus retos deportivos han estado vinculados a una causa benéfica: el primer cruce de estrecho de Gibraltar fue dedicado a la Fundación Síndrome de Down de Madrid (FSDM). El segundo reto del cruce del Canal de Menorca y el segundo cruce de Gibraltar, ayudaron  a financiar parte de las dos becas de investigación que se están desarrollando en El Hospital Universitario La Paz de Madrid y el Hospital Sant Joan de Deu de Barcelona y su  lucha contra el cáncer infantil.

En el turno de preguntas de los asistentes, cayó aquella que suelen hacerle en cada ocasión en un evento de estas características: ¿Cuál será su próxima  hazaña deportiva?: "No lo sé, solo sé que mi último reto será cuando no me pueda levantar del sofá".

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