Diez cosas a tener en cuenta para opositar

Wed, 21/05/2014

La reciente oferta de empleo público anunciada por el Gobierno y que ha supuesto un incremento significativo en el número de plazas de funcionario abre nuevas perspectivas para aquellas personas que se están planteando estudiar una oposición. El CEF.- ha emitido un listado de aspectos que han de ser valorados por los aspirantes a funcionarios de cara a tomar la mejor decisión sobre qué oposición escoger.

Con motivo de la reciente publicación en el Boletín Oficial del Estado de la Oferta Pública de Empleo para 2014, el CEF.- ha realizado una serie de recomendaciones dirigidas a aquellas personas interesadas en ingresar en alguno de los Cuerpos de la Administración del Estado.

Según Ángela de las Heras, jefa de estudios del área de Oposiciones del CEF.-, “A la luz de las últimas cifras de plazas ofertadas, opositar en estos momentos vuelve a ser una opción más que atractiva como alternativa a la situación laboral que atraviesa el país. Sin embargo, opositar se trata de un paso importante y delicado en la vida de una persona. Es una opción que le va llevar varios años de su vida, que le va suponer muchos sacrificios y en la que entran en juego numerosos factores. Con esta guía pretendemos ayudar a tomar la alternativa más acertada a aquellos que están considerando seriamente esta opción”.

Diez aspectos a tener en cuenta si te estás planteando opositar

  • 1. Disponer de toda la información. Parece obvio, pero contar con una buena información, lo más completa y actualizada posible, y procedente de fuentes fiables, es esencial a la hora de escoger oposición. El BOE y las páginas web oficiales de los organismos convocantes son paradas obligatorias para todo futuro opositor. Como también lo son los centros preparadores especializados.
  • 3. Compatible con nuestra situación personal. No es lo mismo disponer de las condiciones idóneas para estudiar a tiempo completo (soporte familiar, colchón económico, un plazo de dos/tres años para dedicarse exclusivamente a preparar la oposición) que si se pretende compatibilizar trabajo u otra actividad con la preparación de la oposición. Para este último caso, muchas de las oposiciones más exigentes quedan directamente excluidas, ya que el nivel de dedicación que requieren es muy superior al que podría dedicar una persona con otras responsabilidades.
  • 4. Pensar en el medio/largo plazo. El opositor debe pensar en el medio/largo plazo. Las oposiciones de los grupos A1 y A2 requieren mayor tiempo de preparación (de dos a tres años), pero también son las que con una buena preparación, constancia y la ayuda de un buen preparador ofrecen mayores expectativas de éxito. En general, las oposiciones que comprenden programas exigentes tienen una mejor proporción de plazas convocadas e instancias presentadas.
  • 5. Ratio plazas convocadas/instancias presentadas. Hay que tener cuidado con el reclamo de las grandes convocatorias (a no ser que se adecuen muy bien a nuestro perfil). En general, una oferta amplia de plazas no equivale a mayores oportunidades de aprobar. Al contrario, normalmente implica una mayor competencia; muchos aspirantes concurriendo precisamente atraídos por la espectacularidad de las cifras. Conviene consultar el histórico de las distintas opciones para tratar de determinar el ratio de plazas convocadas en relación con el número de aspirantes presentados que se han producido otros años.
  • 6. Regularidad de las convocatorias. No todas las oposiciones son convocadas con la misma regularidad. Para determinados cuerpos de la Administración, las oposiciones son muy estables y se convocan con regularidad, cada año o cada dos años, máximo. Otras, en cambio, tienen un carácter más esporádico o circunstancial. Siempre será más prudente decantarse por unas oposiciones cuya convocatoria sea regular y de las cuales tengamos una expectativa real de cuándo volverán a ser convocadas.
  • 7. Destino y retribución. En muchos casos, una vez aprobada la oposición, el primer destino puede obligarnos a un cambio de localidad, por lo que resulta muy útil saber de antemano cuáles son las opciones con que contamos. Por otra parte, conviene estar al corriente del nivel retributivo del Cuerpo al que aspiramos, ya que en función de si alcanza o no nuestras expectativas salariales, valoraremos si el esfuerzo que nos supondrá preparar esa oposición nos merece la pena desde el punto de vista económico.
  • 8. Proyección formativa. Cuando se aborda un proyecto de la envergadura y dificultad de una oposición, siempre hay que tener presente la posibilidad de que no se logre el objetivo. Pero un fracaso no tiene por qué ser el fin del mundo. La preparación que brinda una oposición de cierto nivel y la capacidad de trabajo que desarrolla quien la prepara concienzudamente son valores muy apreciados desde la empresa privada. Por eso, no está de más valorar las oportunidades laborales que una determinada oposición nos puede abrir incluso en el caso de no superarla.
  • 9.Vocación de servicio. Cuando se le pregunta a un aspirante por qué prepara una oposición, la perspectiva de “un sueldo fijo para toda la vida” suele ser una respuesta recurrente. Sin negar su indudable atractivo, sería un error dramático que nuestra motivación para convertirnos en funcionarios se reduzca a la estabilidad laboral que proporciona. Un funcionario no es otra cosa que un servidor público, y sin una clara vocación de servicio, difícilmente podrá desempeñar una carrera exitosa y satisfactoria en la Administración.
  • 10.Convencimiento. Quizá sea la gran cuestión. Por su dificultad y los sacrificios que implica, preparar una oposición es sin duda una de las grandes pruebas por las que puede pasar una persona a lo largo de su vida. Es una travesía por el desierto, la mayor parte del tiempo solitaria, que exige dedicación casi exclusiva y voluntad de hierro. Y todo sin ninguna garantía de éxito al final del camino. Por esta razón, solo es posible acometerla desde un firme convencimiento y compromiso personal. El “presentarme por si acaso” y las medias tintas no sirven en una oposición.