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Las III Jornadas de Criminal Profiling analizan la conducta del delincuente y sus procesos psicológicos
Vie, 15/03/2019
Los principales responsables de las III Jornadas de Perfilación Criminal.
Identificar el perfil de autores desconocidos, detectar patrones o firmas en las actuaciones criminales de los delincuentes, o estudiar la personalidad de un sospechoso para conseguir su confesión. Esto es esencial para la perfilación criminal. Conocer el comportamiento de un individuo para determinar si será un delincuente. Sobre ello se concentraron este viernes las III Jornadas de Perfilación Criminal celebradas en el Centro Universitario de la Guardia Civil de Aranjuez.
El acto, organizado por la Cátedra Análisis de la Conducta de la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA y la Fundación Behavior & Law, congregó a múltiples profesionales del ámbito criminológico. El teniente coronel del Centro Universitario, Anselmo del Moral, inauguró las jornadas junto al director de la cátedra, Ángel García Collantes, y el Coronel Antonio Cortés, jefe de la Unidad Técnica de la Policía Judicial de la Guardia Civil. A ellos se sumó al final el coronel Fernando Moure, Director del Centro Universitario de la Guardia Civil.
“Nuestra intervención no es útil en todos los casos”, ha comentado Emma C. Oliveira, psicocriminóloga de la Policía Judicial de Francia, quien abrió la mañana con la primera ponencia. “Trabajamos la mayor parte del tiempo con pruebas y actas judiciales”, señaló, aclarando que no suelen actuar sobre los escenarios del crimen. “Partimos de la perfilación clásica, pero reinterpretando los perfiles a través de la psicología”, apuntó.
Oliveira destacó las funciones del perfilamiento criminal de su Oficina de Represión de la Violencia Contras las Personas. Además, comentó la especial utilidad de lo que llaman ‘Entrevistas semi-cognitivas’ en las investigaciones, por su “alta precisión” y adaptabilidad. Es una técnica que obliga a analizar una gran cantidad de material del sospechoso –de 50 a 100 horas de análisis-, pero es “mucho más precisa, aseguró.
A través del método “puesta en abismo” durante las entrevistas, la criminóloga francesa expuso cómo se analiza la percepción que tiene, por ejemplo, una mujer violada de su agresor, y viceversa. No obstante, esa utilidad tiene un precio: “Pedimos a las víctimas que revivan y analicen de qué modo sus actos durante el delito modificaban la percepción que tenían del agresor, y a revés. Tienen que humanizarlo, y eso es muy difícil para la víctima”, describió Oliveira. Así se obtienen más datos de cómo actúa un delincuente cuando comete el delito.
La perfilación criminal y sus especificaciones sirven para muchos tipos de delincuentes. También terroristas. ¿Cómo es posible que un yihadista se duerma en pleno vídeo-reivindicación de un rehén?, se preguntó a continuación Juan Enrique Soto. ¿Es cansancio, tedio…? Pero, ¿por qué es importante saberlo? El jefe de la sección de análisis de conducta de la Policía Nacional lo explicó brevemente. El análisis conductual del criminal básicamente “interpreta el comportamiento observado” de una persona “implicada en un hecho delictivo”, aclaró Soto. El objetivo es “inferir los procesos psicológicos que determinaron el delito” para elaborar una “hipótesis” que lo explique.
Lo bueno de esta técnica, según defendió el criminólogo, es que, pese a sus debilidades, es una herramienta que “utilizamos todos sistemáticamente para vivir en sociedad”. Si el terrorista se duerme será porque “no es precisamente la primera vez que lo graban”, argumentó Soto. Es algo que nos permite conocer más detalles de cómo actúa la célula, yihadista. Muchas grabaciones hasta dar con el resultado deseado.
Por su parte, César San Juan habló durante la presentación de su libro ‘Perfilación Criminal’, sobre algunos hitos de la neurociencia aplicada al ámbito de la psicopatología criminal. De alguna manera, San Juan introdujo el área del análisis geográfico en la perfilación, como un elemento más relacionado con la conducta del delincuente. Temática que, según el profesor de la Universidad del País Vasco, “cubre algunas de las lagunas del discurso” perfilador crminialístico.
Y sobre el que después abundó generosamente el perfilador Richard Mee, que acudió desde Reino Unido. El criminólogo geográfico de la Agencia Criminal Nacional británica, describió con el detalle propio de una larga experiencia una de las variables del perfilamiento criminal más nombradas durante la jornada: La geografía y la movilidad humana. Mee demostró que en la mayoría de los casos el delincuente no delinque “en lugares que apenas conoce” y “cercanos a su casa”.
Con la “teoría del patrón delictivo” se infiere la posible residencia del autor, basándose en los “puntos de anclaje” o lugares donde desarrolla su vida (trabajo, familia, ocio…). Con ellos se dibuja un “mapa mental” del delincuente, tratando de dar con esa casa en el mapa que lleve al autor del delito, explicó el británico. Porque el campo espacial delictivo “parece aleatorio, pero no lo es”, subrayó. Aunque un asesino quiera ser aleatorio “no puede”, determinó, porque “está sometido a ideas racionales” y a un espacio reconocible en su pasado.
María José Garrido también aprovechó, como Soto y San Juan, para hacer una breve exposición de su último “pequeño”, ‘Sobre Personas y Monstruos’. Una novela de ficción que, no obstante, reúne ingredientes de aquellos casos que más le han “impactado” en su carrera en la Guardia Civil, donde es Capitán. Casos que le han demostrado que “el mal existe” y que “hay personas malas por naturaleza”, aseguró. Todo un abanico de experiencias que le permitieron plasmar el análisis del comportamiento psicópata, violador, asesino, secuestrador... Es decir, trasladar “cómo una persona como tú o como yo puede llegar a convertirse en un monstruo”, desgranó.
José María Quintana se centró por su parte en otro de los tipos de perfilación criminal más extendido, el perfilado ‘indirecto’. Éste trata de determinar la conducta futura del investigado (de cara a un interrogatorio) en base a cómo ha actuado en diferentes contextos. Pero no cualesquiera, sino aquellos de “mayor tensión” o “dificultad”, recopilados a lo largo de su existencia. Cuanto mayor sea el registro, más preciso y “objetivo” será el boceto de su comportamiento. Con un gran número de situaciones pasadas tendremos una imagen “más completa” de cómo es, hasta “cuando nadie le ve”, recalcó Quintana.
Alicia Juárez y Manuel Ramos desarrollaron hacia el final de la jornada otro de los rasgos más importantes de la perfilación entorno al comportamiento de un delincuente: el lenguaje verbal y no verbal en los interrogatorios a sospechosos. Juárez planteó que cuando alguien cuenta un relato “no suena igual si lo has vivido que si te lo has aprendido”. Por cómo lo cuentas, los detalles que das y lo que te evoca. Y todo eso, ilustró, se puede clasificar en múltiples indicadores de veracidad y verosimilitud en una confesión. Algo que luego se contextualiza para corroborar si el presunto autor del crimen miente o modifica intencionadamente una primera confesión de los hechos, desgranó por su parte Ramos.