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El confinamiento refuerza el ciberespacio y los datos como campo de acción criminal durante la pandemia
Lun, 06/04/2020
La crisis que sufrimos por este ataque vírico sin precedentes ha afectado a la economía, al trabajo, a las relaciones interpersonales... ¿Cómo incide sobre la actividad criminal? ¿Qué podemos esperar del comportamiento de los delincuentes mientras dure la pandemia? ¿Qué habrá cambiado para cuando regresemos a la normalidad?
Por Alberto Orellana
A estos y otros interrogantes trató de dar respuesta, con los escasos datos disponibles, el Doctor en Criminología de la UDIMA, Abel González. Lo hizo durante su explicación en 'Delincuencia y crisis COVID-19', en el marco de Conferencias online y gratuitas convocadas por el Grupo Educativo CEF.- UDIMA bajo el hashtag #QuédateEnCasa, con motivo de la crisis del coronavirus.
Profesor, entre otros, del Grado en Criminología y el Máster Universitario en Análisis e Investigación Criminal de la UDIMA, planteó algunas de las posibilidades que caben esperarse. Por ejemplo, se está viendo que ha disminuido la delincuencia tradicional, sobre todo los robos en viviendas. Y también se prevé que, por contra, aumenten los delitos en el ciberespacio (de lo que ya hay varios ejemplos) y en los espacios de tensión intrafamiliares.
En cualquier caso, ha insistido el criminólogo, no hay datos fehacientes. Y eso es lo primero que debe hacer el profesional que estudia y previene el crimen: "apoyarse en datos". Por tanto, es "difícil" adelantar algo de lo que está ocurriendo y ocurrirá. Pero las instituciones oficiales y la prensa sí dan algunas pistas de qué sucede y qué podemos esperar.
Menos robos, más phishing
Por ejemplo, la alta demanda de productos de higiene y material sanitario han reconducido el robo allí donde es más probable encontrarlos estos días: los hospitales. Es lo que se ha comprobado en algunos puntos de EE.UU., según trasladó González. Por otro lado, aunque el encierro forzoso ha provocado el descenso de los robos y delitos tradicionales, abre otras opciones de cibercrimen.
En el ciberespacio confluyen los tres ingredientes que establece la teoría de las actividades cotidianas: "víctimas propicias, agresores motivados y ausencia de guardianes capaces" en circunstancias sociales concretas, explicó el Doctor. Es decir, estamos todo el día en casa conectados, "confluimos en la red" y apenas tenemos conciencia de las consecuencias de navegar por la red. Esto da juego a las cerca de 12.000 páginas fraudulentas detectadas, relacionadas con la COVID19, según la prensa.
González ha comentado algunos de los casos de phising (robo de identidad) y ramsonware (secuestro de datos), de los que no se han librado ni los hospitales. Aunque según ha comentado, se ha visto que en estos casos los delincuentes acostumbran a devolver los datos al centro sanitario. "Parece que, aunque van buscando el beneficio económico, también tienen su corazoncito", comentó el docente.
No obstante, recomendó "proteger nuestros datos y los de nuestras empresas". Muchas han dejado a la vista grandes "brechas" de seguridad al haber implantado el teletrabajo de forma abrupta, valoró. Los datos son el "oro del siglo XXI" y debemos estar atentos a cómo nos los intentan robar. Incluso a través de llamadas telefónicas suplantando a técnicos de Microsoft. De la actividad en la red dejó una hipótesis compartida por otros expertos: es posible que aumenten los contactos "entre víctimas y pederastas" a través de los juegos online. Aunque es sólo eso, una hipótesis. "En España no hay datos", aseveró.
Tensión familiar y mafias
La violencia doméstica tiene dos frentes donde analizar la actividad criminal, según la teoría de la tensión. Es decir, personas que viven en contextos críticos o con potenciales agresores. La violencia de género se ha visto que, salvo Alemania, sí ha disminuido. En España apenas ha habido dos muertes registradas durante la pandemia vinculadas con este problema. Por otro lado está la violencia que se puede ejercer sobre el menor, y que "no se ha tenido nada en cuenta" entre las medidas del Estado de Alarma, subrayó González.
Respecto al crimen organizado, el profesor de la UDIMA determinó cuatro posibles vías que el coronavirus ha abierto para que las mafias se adapten a la situación. Una podría ser cambiar de objetivos: como demostraría la venta de material sanitario a través de esas webs ilegales y fraudulentas. O el posible, aunque no registrado, aumento del tráfico de personas ante el cierre de las fronteras contra la expansión del virus.
Otro camino sería "aprovechar la sobreocupación de las fuerzas de seguridad en las medidas de confinamiento", apuntó. Algo que, al menos en el tráfico de anfetaminas y drogas químicas "parece que no está funcionando". También habló de una oportunidad de negocio con estafas que llegan incluso a gobiernos, como el belga, el italiano o la ronda de test defectuosos que recibió España.
Por último, en referencia a cómo será el paradigma policial tras la pandemia, el criminólogo avecinó el uso de "mayores cantidades de datos" por parte de las fuerzas de seguridad de Estado. Un aspecto que en los países asiáticos, sobre todo el epicentro chino, se ha visto que funciona para detener a la COVID19. Y que puede ser una oportunidad para repensar la videovigilancia a través de drones o cámaras inteligentes. Aunque es verdad que allí tienen otro concepto de la privacidad, menor que el de aquí, resumió el Doctor.