Ucrania: ¿Puede la diplomacia vencer a las armas?

Vie, 18/02/2022

“Sí, siempre y cuando ambas partes cedan”. Así lo ve, a bote pronto, el profesor de Mundo Actual y director del Máster oficial UE y China URJC interuniversitario UDIMA, Felipe Debasa, quien, no obstante, estima que en este caso “es muy difícil, pues parece que a una de las partes se le exige mucho y sobre todo pide a la otra que renuncie a su historia y a su pasado. Además, Rusia quedaría sin salida al Mar Negro, el Mediterráneo y Asia por el Canal de Suez”.

Por Luis Miguel Belda

Cualquier análisis sobre un asunto tan complejo y cuyo desarrollo varía a cada minuto, se convierte por defecto en un ejercicio altamente comprometido. Así, sobre la posibilidad de triunfo de la vía diplomática sobre la militar, llegado al punto en el que estamos, se muestra más que prudente: “¿Posibilidades? Muchas y ninguna. Depende también de cómo se utilicen los medios de información para moldear a la opinión pública. Podríamos encontramos ante un escenario de protestas generalizadas como ya sucedió en 2014.

En cualquier caso, el profesor de la UDIMA recuerda acontecimientos pasados en los que la vía diplomática logró poner fin a miedos razonables: “Personalmente me quedo con la crisis de los misiles de Cuba de 1962 o el buen hacer de Stanislav Petrov en 1983. En ambos casos y por diversas circunstancias se evitó una III Guerra Mundial nuclear”.

El historiador detalla el funcionamiento de este tipo de reuniones diplomáticas que semejan ser partidas de ajedrez donde los jugadores no van, obviamente, armados, pero donde los argumentos de unos y de otros buscan dianas certeras. Las vías que facilitan estos encuentros, explica, aprovechan instituciones internacionales, en otras ocasiones son conferencias preparadas ad hoc, otras mediante representantes diplomáticos “y muchas veces fruto de situaciones casuales”.

Un ejemplo de esto último, es cuando China inicia relaciones diplomáticas con Estados Unidos gracias al juego de mesa Ping Pong o cuando la España de Franco, que establece contactos con la China comunista debido a que las embajadas de España y China en París estaban al lado y nadie podía enterarse de si entraban o salían de los edificios”.

A la pregunta de cómo se negocia en estos ámbitos, Felipe Debasa señala que las negociaciones “son muy complejas”. Así, los estadistas a menudo confiesan que se basan en obras clásicas como El Príncipe, El Arte de la Guerra o incluso El Quijote. “Xi Jinping”, comenta, “confesó en su visita a España que leyó un Quijote clandestino cuando era campesino y que eso le había ayudado a comprender a los españoles. Hay innumerables técnicas de negociación y cada pueblo y cultura tienen las suyas”.

En concreto sobre el caso ucraniano, apunta el historiador y profesor de la UDIMA y la URJC, “el origen del conflicto viene de lejos y poco se está diciendo al respecto. Se origina con la caída del Muro de Berlín y la reunificación alemana. Los aliados prometieron a Gorbachov en el Tratado Dos más Cuatro de 1990 que la OTAN nunca se ampliaría hacia el Este”.

“El tratado”, prosigue, “recibe este nombre por la firma de las dos alemanias, la República Federal Alemana y la República Democrática Alemana, y los cuatro países que controlaban las zonas de ocupación: Francia, Reino Unido, Estados Unidos y la URSS. Esta condición no se ha cumplido y como historiador señalo que es el origen principal del problema, especialmente desde el punto de vista diplomático”.

A su juicio, el presidente Vladimir Putin entiende la historia de Rusia como una evolución global con diferentes periodos sobre la que recientemente ha manifestado que las dos únicas veces que Rusia pierde es con acciones efectuadas desde el interior, 1917 y 1992. Putin ha avisado que mientras siga de presidente, “esto no volverá a suceder. Rusia no quiere a la OTAN en sus fronteras, consciente de que podría ser el detonante de una III Guerra Mundial debido a la concatenación de compromisos militares”.

Ucrania, recuerda, ha sido siempre un Estado soberano e independiente. Cuando formaba parte de la URSS, contaba con representación propia en Naciones Unidas. Rusia tenía un acuerdo con Ucrania por su base naval en el Mar Negro “y todo fue bien hasta que se plantea la renovación del acuerdo que debía terminar en la década pasada”.

En este sentido, la percepción de Felipe Debasa es que “el pueblo ucraniano se encuentra dividido a medio camino entre ser socio preferencial de Rusia o pasar a formar parte de la UE y perder las ventajas que Rusia otorga. En plena crisis del precio de la energía, poco se habla de lo que sucede con el gas”, por cierto, concluye.

Para ampliar información, Felipe Debasa y el economista Javier de la Nava, ambos profesores de la UDIMA, participaron en una mesa redonda convocada por Alumni+ CEF.- UDIMA y que puede verse en este enlace.