Una investigación certifica que la práctica neurocientífica ayuda a prevenir la violencia machista

Mar, 26/09/2023

Una investigación ha certificado que la neuropsicología puede ayudar significativamente al discernimiento de la conducta del agresor y a esclarecer los subtipos de maltratadores en el ámbito de la violencia contra la mujer, hasta el punto de que ya son frecuentes y básicas las pruebas neurológicas que son aportadas en los ámbitos forenses y judiciales.

Redacción UDIMA Media

En su TFM titulado ‘Aplicabilidad de la neurociencia como alternativa de solución al delito de violencia de género en la República Dominicana’, dirigido por la profesora María José Garrido Antón, la investigadora Isaura Altagracia Suárez Salcedo pone en valor la investigación neurocientífica, que confirma que la violencia es una actitud que se asocia a mecanismos generados en el sistema nervioso central (SNC), donde, en la conducta violenta se genera actividad somática y visceral, que reacciona ante el estrés.

Sin embargo, la buena noticia de todo ello es, como acredita su trabajo académico, que los mecanismos de aprendizaje y memoria, que también dependen del SNC, pueden aumentar, disminuir o eliminar la conducta violenta del hombre sobre la mujer.

“Como se ha verificado en esta investigación”, explica Altagracia Suárez Salcedo, existe una interacción entre lo biológico y lo cultural, donde, por un lado, el cerebro contribuye a las bases biológicas que facilitan el acto intelectivo con su formalidad y los contenidos correspondientes; y, por el otro lado, los contenidos de la experiencia vital, personal, cultural e histórica, que aportan los procesos de aprendizaje (técnico y moral) y de formación de la persona y del ciudadano”.

Desde un punto de vista más amplio, prosigue, cabe destacar que la conducta violenta constituye una función normal del encéfalo del hombre y de otros animales en la filogenia, cuya manifestación puede ser regulada por la corteza cerebral.

Partiendo del enfoque de esta investigación, que fue defendida ante la Universidad a Distancia de Madrid, UDIMA, en el marco de su Máster en Análisis e Investigación Criminal, al analizar las relaciones de parejas, y el estrés que conlleva, la autora considera importante tomar en consideración que la ruptura de pareja a veces conlleva a situaciones de violencia “al desencadenar un íntimo dolor y frustración, en los sujetos, especialmente cuando se sienten abandonados o traicionados”.

Todo ello, percibido como una injusticia, parece agravar el sentimiento de querer agredir a la mujer. A todo esto, se agrega que elementos como la cultura, educación y otros aprendizajes en muchos casos no aportan de manera positiva para a las reacciones de estos individuos.

En consecuencia, subraya la investigadora, y probablemente por lo antes expuesto, una de las principales características de los maltratadores ha sido la falta de sentimientos de culpa o la autopercepción de “haber hecho lo correcto”, y esa tendencia a comportarse de forma desafiante y con crueldad, sin temor a las consecuencias penales de su conducta, y a atribuir sus propios actos y la responsabilidad del maltrato a la víctima.

Sin responsabilidad admitida

De este modo, explica en su TFM, los maltratadores aplican la violencia psicológica, con prácticas como la indiferencia al castigo y la humillación, entre otros, generando en sus víctimas sentimientos que no sólo socialmente, sino también punitivamente, podrían estar en juego a la hora de no reconocer su responsabilidad ante el delito, e incluso favorecer la perpetuación del acto violento.

De manera que, arguye, la neurociencia para el derecho penal interviene como herramienta básica en el reconocimiento de la responsabilidad con pruebas objetivas. ¿Qué quiere decir eso? Pues que la neurociencia se convierte en un elemento importante para las decisiones judiciales y su motivación. Así, esta investigación demuestra la necesidad de considerar cómo funciona la conducta humana para la definición y rediseño de los procesos penales, defiende la investigadora.

En este contexto, para el caso de República Dominicana, país que centra la investigación, se apunta que la Procuraduría General de este país inauguró el 15 de julio de 2008 el Centro de Intervención Conductual para Hombres, cuyos resultados son una muestra de la búsqueda de alternativas a la violencia de género a partir de la aplicación de la neurociencia.

El estudio ‘Radiografía de los Indicadores en Hombres con Conductas Violentas en República Dominicana’, cuya población objeto de estudios fueron treinta mil participantes en los programas del Centro de Intervención Conductual para Hombres, demostró la efectividad de aplicar la neurociencia como alternativa al tratamiento de las situaciones por violencia de género, y solución a este tipo de delito, ya que los sujetos incorporados a sus programas registran cambios significativos en sus conductas después de las terapias, donde un ochenta y cuatro por ciento de las parejas de los participantes han dado su testimonio de tales cambios.

Para la investigadora, “resulta indudable que las terapias del referido Programa producen oportunas y evidentes transformaciones en los sujetos agresores, cuyo cambio de conducta se demuestra en el índice de un setenta y cuatro por ciento de hombres que no ejerció ninguna forma de violencia mientras participaba en el mismo”.

De igual modo, concluye, “como es de esperarse, la aplicación de la neurociencia en el tratamiento de las conductas violentas por violencia de género reduce los niveles de agresión de los sujetos, lo que disminuye en un sesenta y cuatro por ciento su peligrosidad respecto a las vidas sus denunciantes”.